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domingo, 5 de marzo de 2017

La tauromaquia frente a los nuevos administradores de la moral


Fernando Gomá/El Mundo. En el mundo occidental y en pleno siglo XXI, ahora mismo, hay corrientes ideológicas que consideran que su visión sobre un concreto aspecto de la vida, la naturaleza o la sociedad es la única posible y aceptable, y por ello quieren imponerla a todos los demás.

Creen que hay un canon moral, que lo representan ellos y que el resto tendrá que reconocerlo y someterse a él. Que saben mejor que tú mismo cómo debes comportarte. Y es que, como dijo en este mismo periódico la profesora Elvira Roca Barea en una recomendable entrevista, desde que las iglesias han dejado de elaborar la moral social, han aparecido una serie de administradores de la moral que son los que vienen a decirnos qué tenemos que creer y pensar.

Antitaurinos en pleno acoso a los espectadores de la Santamaría de Bogotá (EFE)
Para los seguidores de estas nuevas religiones laicas, sus propias opiniones se asientan como verdades incuestionables. Frente a ellas no cabe la libertad de pensamiento y actuación, la discrepancia o la duda. Asumen que sus creencias son un avance social objetivo, por lo que las que se opongan a ellas son, en consecuencia, un retroceso y un mal que es preciso combatir. Con todas las armas posibles.

Una de estas religiones la constituye el llamado animalismo radical. Sus adeptos han declarado la guerra santa a la tauromaquia -y no solamente a ella- manifestando además un profundo desprecio personal por los aficionados a los toros y por su deseo de acudir en paz a un espectáculo regulado por normas democráticas, al que leyes y sentencias proclaman como patrimonio cultural de España. Para estos nuevos administradores de la moral eso es indiferente, y se asignan el derecho a impedir como sea que esa fiesta se pueda celebrar. Porque, dicen, tenemos razón, eso es un dogma, y cuando se tiene razón, es lícito pasar por encima de las leyes o de la dignidad de las demás personas. No es reprochable insultar, humillar o amenazar si el fin es el correcto.

Esta policía del pensamiento ataca de muchas maneras y en todos los frentes. En la reapertura de la Santamaría, en Bogotá, centenares de animalistas acosaron, insultaron y atacaron durante horas a los pacíficos aficionados que acudían a ver la corrida de toros. Ha sido tan grave, que el antitaurino alcalde de la ciudad ha prohibido las manifestaciones de protesta cerca de la plaza. Lo que, por cierto, también ha ocurrido en la culta y desacomplejada Francia.

No faltan tampoco las pintadas injuriosas, las intimidaciones a los que van a comprar una entrada o los apedreamientos. Pero el medio por excelencia para que los neoinquisidores puedan dar curso a sus autos de fe, es, naturalmente, el de las redes sociales. Todos hemos leído con horror mensajes feroces, deshumanizados, bestiales, con ocasión de la muerte del torero Víctor Barrio, o del festival a favor del niño Adrián, que quiere ser torero. Otros mensajes, no menos lamentables, vienen de la propia organización animalista española. Esto se escribió en su cuenta de twitter: "la vida de cualquier animal vale más que la del humano capaz de torturarlo", lo que constituye la perfecta definición del dogma supremo de esta religión (y una absoluta barbaridad). En otro tuit muy revelador, consideró que el dinero que había recaudado una asociación juvenil taurina vendiendo bolígrafos para un fin benéfico era "sucio", y lo equiparó al obtenido por el narcotráfico, haciendo iguales éticamente una actividad benéfica y un muy grave delito. En otro mensaje más, acusó a los que los que practican el deporte de la caza, por el mero hecho de serlo, de ser más proclives a cometer asesinatos. Todo ello revela no ya sectarismo intelectual, sino algo mucho peor: odio al que no piensa y vive como ellos quieren.

Es obvio que existen multitud de personas que son lícitamente contrarias a los toros, incluso partidarias de su prohibición, pero son respetuosas con los que disfrutan de ellos y rechazan cualquier violencia física o verbal. El mismo respeto que ofrecen es el que merecen. Aquí sin embargo estamos hablando de comportamientos muy distintos.

La existencia de este tipo de movimientos de administradores de la moral no solamente es perjudicial para los taurinos o los cazadores. Lo es para toda la sociedad por lo que supone de dogmatismo, imposición y ataque a las libertades de los demás, actitudes que no podemos necesitar menos. Ser taurino, declararlo y demostrarlo en tiempos tan incómodos adquiere, así, por la fuerza de los acontecimientos, una significación inesperada de resistencia cívica frente a la intolerancia, de freno para evitar que se crean con autoridad para dictarnos las reglas de comportamiento, de exigencia de respeto a la libertad individual y de pensamiento y a las opiniones de los demás. Y en este sentido constituye un beneficio para toda la sociedad civil, tanto a la parte que le gusta los toros, como a la que no.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Las edades del toro bravo de lidia


El próximo domingo vuelve el toreo a caballo a la plaza de Acho

Página publicada Hoy lunes 25 de noviembre de 2013

Las elecciones de regidores en Lima le han dado tiempo a los aficionados que asisten a la Feria Taurina del Señor de los Milagros para reflexionar sobre un asunto ineludible: la decepcionante presentación de los toros en la tercera corrida de la temporada, hecho que ha tenido antecedentes como los del encierro de la ganadería peruana en la temporada pasada.

Para muchos es inexplicable que en una feria taurina en la que se puede ver a las figuras taurinas más representativas del toreo - como Ferrera, Perera y Talavante el domingo - no se haya visto al menos toros con peso y trapío acorde con la trascendencia histórica de la plaza, por no hablar de bravura y casta que es algo que escasea hasta en Madrid y Sevilla.


El peso y el trapío las adquiere el toro bravo con los años. Por eso los festejos taurinos se clasifican de acuerdo a la edad del astado. Según su edad, los toros reciben diferentes nombres.

Cuando el toro nace recibe el nombre de recental. Al cumplir un año se le conoce como añojo, eral al cumplir los dos, utrero cuando tiene tres años y cuando tiene los cuatro años, cuatreño. Cinqueño cuando cumple los cinco años de edad.

Si por alguna razón se llegan a lidiar erales estos van a festejos sin picadores. A novilladas picadas se mandan los utreros.
Para que el toro pueda merecer ese nombre tiene que haber cumplido los cuatro años. Antes de eso, será choto, becerro, novillo, pero nunca toro.

La edad es la condición esencial del toro de lidia, es la que le da el sentido, el poder y se corresponde con la categoría o importancia de la plaza en la que se presenta. Las edades se reflejan en la dentición. Los dientes pueden dar información precisa de la edad a los veterinarios.

Un síntoma externo de la edad de los toros se puede apreciar en los anillos de los cuernos. El brote córneo se ve en un anillo en la base del asta. A los dos años un nuevo anillo sigue al anterior. Cuando se cumplen los cuatro años surge un anillo y así sucesivamente.

Otros indicios de la edad de los cornúpetas son la seriedad de la cara, lo largo del rabo, el tamaño de los testículos, la altura a la que llegan los pitones, el morrillo encima del cuello o la badana debajo de éste, la hondura o distancia entre el lomo y las bragas, etc.

La función de los médicos veterinarios, nombrados en Lima por la Municipalidad del Rímac, es pesar y certificar el buen estado de salud de cada uno de los toros cuando llegan a la plaza, con anticipación a la fecha de la corrida.

Esto se realiza en los corrales de la plaza. Fundamentalmente se verifican las funciones que los toros deben tener intactas para tener un buen desempeño durante la lidia: Capacidades visuales, auditivas y de desplazamiento. Se le debe dedicar atención especial a los cuernos. Estos no deben tener ninguna evidencia de haber sido manipulados con herramientas como serruchos o limas. Es decir, en beneficio de la integridad de la fiesta brava no se debe permitir la lidia de toros con los pitones o puntas "afeitadas", excepto cuando se trata de un toro para rejones en salvaguarda del caballo torero.

PABLO HERMOSO DE MENDOZA REGRESA A LIMA. El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, considerado por muchos el mejor de la historia del toreo a caballo, partirá el jueves 28 a Lima a donde regresa 14 años después de su debut en Acho. El miércoles viajarán sus caballos a nuestra capital. Así lo confirmó el sábado su hermano, Juan Andrés, dos días después de que el torero a caballo recogiese el premio al triunfador del ciclo taurino de su ciudad natal.

Hermoso de Mendoza toreará los domingos 1 y el 8 de diciembre en las dos últimas corridas de la Feria del Señor de los Milagros y, entre estos dos compromisos, hará el paseíllo los días 4 y 5 en Quito.

Comenzará así una campaña que será histórica porque toreará en todos los países taurinos de América: en Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y México. El caballista se convertirá en el único torero haya actuado en todos los países taurinos del mundo en una misma temporada pues a los americanos ya citados, hay que unirles los europeos: España, Francia y Portugal. Al final, serán unos noventa paseíllos en nueve meses.

El maestro navarro ha terminado la temporada en el segundo lugar del escalafón, con 38 actuaciones, en las que logró cortar 64 orejas y un rabo, y salir a hombros en 23 ocasiones.

El rejoneo es un arte taurino que tuvo en el Perú a una de sus figuras cumbres en Conchita Cintrón, “la Diosa rubia del toreo”.

Los toros para rejoneo salen con las puntas de los pitones cortadas y deben mostrar más acometividad y recorrido que los de toreo a pie. El torero a caballo le coloca uno, dos o tres rejones de castigo, dependiendo de la fuerza del toro y la elección del rejoneador. A continuación viene el tercio de banderillas y, por último, el rejón de muerte cuya colocación se diferencia de la tradicional espada porque debe ser colocado perpendicularmente, es decir, formando un ángulo de 90 grados con la arena de la plaza.

Los rejoneadores usan diferentes vestimentas: los españoles y americanos visten con traje corto campero andaluz (los mexicanos suelen vestir a la usanza charra), mientras que los portugueses usan el atuendo llamado "A la Federica", rememorando los atavíos del siglo XVIII.

Además de nuestra compatriota, en el rejoneo han destacado también diversas figuras como el madrileño Bernardino Landete (creador del par al violín), los andaluces Joaquín Pareja-Obregón, Álvaro Domecq Díez, Paco Ojeda y Álvaro Montes, el portugués João Moura, la francesa Marie Sara o el mexicano Gastón Santos.

En la actualidad destacan también, el jerezano Fermín Bohórquez, El extremeño Leonardo Hernández Narváez, los hermanos Ángel Peralta Pineda, Rafael Peralta Pineda, Andrés Céspedes Gonzalez, "Andy" Cartagena, Álvaro Domecq Romero, Raúl Martín Burgos y los portugueses Diego Ventura y José Samuel Lupi.

Más: Páginas taurinas publicadas por TAUROMAQUIAS.com en el diario El Men

lunes, 23 de septiembre de 2013

¿Para qué sirven las corridas de toros?


Contundentes argumentos a favor de la Tauromaquia

Página taurina publicada Hoy Lunes 23 de setiembre por TAUROMAQUIAS.com en el diario El Men

Los espectáculos taurinos o corridas de toros forman parte de una tradición que en particular en los pueblos de los países latinoamericanos como Perú, Venezuela, Colombia, México y Ecuador se ha practicado, arraigado, fomentado y admirado por más de cinco siglos. Llegaron con los españoles al igual que el idioma, la religión y el mestizaje.

En este sentido, resalta la primera corrida de toros que se registra en la historia del Perú: el escritor peruano Ricardo Palma en su libro "Tradiciones Peruanas" manifiesta que el primer festejo taurino lidiado en Lima fue en 1538 y la plaza de Acho fue fundada el 30 de enero de 1766, siendo la más antigua de América.


Pretender prohibir las corridas de toros atenta y viola el derecho universal de la Libertad de los hombres, el derecho al libre albedrío de las gentes de organizar, asistir y fomentar en general cualquier espectáculo legal revalidado por el tiempo.

Está probado que la tauromaquia y los espectáculos taurinos son arte y cultura. Afirmamos que la tauromaquia es arte por la sublime expresión en la realización de su ejercicio lleno de plasticidad e instantes irrepetibles de pases o suertes, que el hombre torero con habilidad y gracia realiza contando con la bravura y nobleza que solo puede aportar el toro bravo de lidia.

Es cultura por el gran contenido de conceptos, historia, lenguaje, costumbres y tradiciones aportados a la humanidad desde hace más de cinco siglos en los países americanos y que la tauromaquia ha legado al mundo. Tal y como lo dijo el dramaturgo y mártir español Federico Garcia Lorca: “Creo que los toros es la fiesta más Culta del mundo".

La tauromaquia y la fiesta brava es el arte de las artes, ya que es el único que ha motivado e inspirado a todas las demás reconocidas expresiones de bellas artes, por ejemplo:

En literatura se han publicado infinidad de obras o libros de contenido taurino, señalando solo como referencia: "La caza y los toros" del filósofo español Ortega y Gasset y la trilogía Fiesta - Muerte en la tarde - El verano peligroso del Premio Nobel estadounidense Ernest Hemigway.

La tauromaquia también ha sido tema de inspiración de los más altos exponentes de la pintura, la escultura, el teatro, la danza, la música y la cinematografía mundiales.

La fiesta y corridas de toros son fuente de empleo para muchas personas y benefician a gran parte de prestadores de servicios con el movimiento económico que generan los espectáculos taurinos así como las divisas que dejan los turistas.

Pero resaltamos aún más lo humanista que es la fiesta brava, consistente en que toreros y aficionados taurinos a través de las corridas y festivales taurinos hemos sido siempre solidarios con las causas de los más necesitados.

A través de la historia se han organizado infinidad de festivales taurinos o corridas de toros cuyos fondos han sido destinados en beneficio de los necesitados o caídos en desgracia. En Lima, por ejemplo, una buena parte de los ingresos obtenidos por las tardes de toros en Acho se destina a las obras de bien social de la Sociedad de Beneficencia Metropolitana, que es la propietaria de la plaza.

Es más, cuando aún no había fútbol ni conciertos en el Perú, y cuando las corridas de toros eran el único espectáculo de masas, fue gracias a los recursos provenientes de las corridas que Lima pudo volver a levantarse ladrillo por ladrillo después de cada terremoto importante. Las paredes de la Universidad San Marcos y de los grandes hospitales de Lima fueron reconstruidas una y otra vez gracias a los toros.

De esta manera, aquí y en todos los países taurinos, la fiesta brava ha servido y sirve a la humanidad.

FESTIVAL DE LAS PEÑAS DE AYACUCHO EN VILLA MARÍA. La Asociación de Peñas Taurinas de Ayacucho Sur (APETASUR) el cartel de toros y toreros del I Festival Taurino de Lujo que se realizará el domingo 20 de octubre en la Plaza de toros portátil Torokuna, ubicada en Villa María del Triunfo a las 3 y 30 pm

Se lidiaran 5 novillos de casta de destacadas ganaderías de Ayacucho: Villa Graciela, Iván Rodríguez y Herederos Cecilio Asurza.

Participarán los matadores peruanos Juan Carlos Cubas, Fernando Roca Rey, Paco Céspedes y como invitados especiales los diestros Emilio Serna (España) y Nuno Casquinha (Portugual). Todos ellos estarán acompañados por sus respectivas cuadrillas.

Antes del inicio del Festival habrá un espectáculo lleno de peruanidad con despeje de caballos peruanos de paso, con ejemplares ganadores en concursos a nivel nacional.

También habrá coreografía de marinera norteña con 10 parejas a cargo de ganadores del último festival de Trujillo 2013. El espectáculo estará amenizado por la gran banda de Monumental de Ayacucho.

BODAS DE ORO TAURINAS. Felicitaciones al picador peruano Pedro Cárdenas Sandoval por haber cumplido este domingo 22 de setiembre, 50 años de actividad taurina. El destacado varilarguero nacional hace gala de su arte y destreza tanto en la bicentenaria plaza de Acho como en las más importantes ferias taurinas del Perú.

¿SABES QUÉ SIGNIFICAN LOS COLORES DE LOS PAÑUELOS? La mayoría de los aficionados taurinos saben que el juez de plaza saca uno o dos pañuelos blancos para conceder una o dos orejas, respectivamente, al torero. Pero ¿cuántos pañuelos tiene en total el presidente y qué significan sus colores? Veamos:

Con el pañuelo blanco el presidente señala el comienzo del festejo, la salida de cada toro, el cambio de tercio, los avisos y los trofeos (oreja, dos orejas y rabo).

El pañuelo verde, en cambio, tiene relación con el toro. Sirve para devolver el toro a los corrales. Para ello es necesario que el toro tenga algún problema físico. La mansedumbre no es causa para devolver un toro.

El pañuelo azul también tiene relación con el toro. Con él se otorga la vuelta al ruedo al toro. Es un reconocimiento que pide el público y otorga el presidente, al toro por su buena condición.

El pañuelo naranja otorga el indulto al toro. La bravura del toro en los tres tercios de la lidia tiene su recompensa con su regreso a la vida en el campo. Para ello tiene que haber petición del público y que torero y ganadero estén de acuerdo. El abuso del indulto resta categoría a la plaza.

Pañuelo rojo. Éste también tiene que ver con el toro. Con el pañuelo rojo se le ponen banderillas negras al toro. Con ello se deja clara la mansedumbre del toro al salir huidizo del caballo y no hacer frente al picador. (Con información de francisco Relinque).

Más: Páginas taurinas publicadas por TAUROMAQUIAS.com en el diario El Men

Búsquedas relacionadas: como ver una corrida de toros

jueves, 19 de mayo de 2011

Vargas Llosa respalda que Tauromaquia sea reconocida por UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial

- Países taurinos se movilizan

El escritor peruano Mario Vargas Llosa ha dado ayer su apoyo al proyecto para que la Tauromaquia sea reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco) como patrimonio cultural inmaterial, informó el presidente de la Asociación Internacional de Tauromaquia (AIT), William Cárdenas, ex embajador de Venezuela.

El diplomático venezolano dijo que la promotora del proyecto ha recibido "con gran satisfacción la conformidad del Premio Nobel de Literatura 2010 a esta reivindicación".

Vargas Llosa en la plaza de toros de Acho

La AIT promueve esa iniciativa junto a la Asociación de Presidentes de Plazas de Toros de España y el Observatorio de Culturas Taurinas de Francia.

domingo, 9 de enero de 2011

TVE admite relevancia socio cultural, artística, literaria y medioambiental de la Tauromaquia, pero prohíbe transmisión de corridas

Nuevo manual de estilo no determina de qué manera las corridas de toros afectan a los niños

Televisión Española (TVE) admite que la actualidad del mundo taurino se refleje en su programación, pero arguye que la coincidencia de las corridas con el horario infantil impide su emisión en directo

El manual de estilo que presentó RTVE en diciembre establece que: "no emitirá corridas de toros por su horario, generalmente coincidente con el horario protegido o de especial protección para la infancia", el argumento que la corporación ha defendido en los últimos años para no emitir este tipo de eventos.

Álvarito, gustándose. (Foto: Pablo G. Mancha).

No obstante, el manual señala que "RTVE no es indiferente a la relevancia que tiene el mundo de la tauromaquia ni a su influencia en muchos aspectos socio-culturales", por lo que apuesta por reflejar la "actualidad" del mundo taurino "en la programación" tanto de la televisión de la radio, aunque no se emitan las corridas.

Para ello, el manual apuesta por "programas específicos en TVE y RNE" dedicados a la tauromaquia y facilitar "el seguimiento en la programación de aspectos artísticos, literarios, medioambientales y sociales relacionados con el toro de lidia y la tauromaquia".

El pasado 2 de diciembre la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación RTVE votó en contra de una proposición de Ley del PP en la que se pedía a TVE la emisión de al menos 10 corridas de toros cada temporada, con 19 votos a favor del PP y 21 en contra del PSOE y CiU.

TVE emitía tradicionalmente las corridas de toros de las ferias más importantes. Sin embargo, en el año 2006, se decidió dejar de retransmitirlas debido al elevado coste de estos eventos y a que coinciden con horario infantil, aunque tanto la televisión como la radio cubren los eventos taurinos en sus informativos.

En general, sobre la violencia con animales, el Manual de Estilo, que fue aprobado por el Consejo de Administración el pasado 2 de junio, arguye que "los niños pueden ver con angustia la violencia ejercida sobre animales" por lo que aboga por "evitársela por todos los medios".

"En las escenas de caza y las de la matanza doméstica de animales para la alimentación se deben evitar los aspectos más sangrientos de manera que no se vea ni oiga el sufrimiento de los sacrificados", señala.



Fuentes: El País

viernes, 19 de noviembre de 2010

El toro puso la emoción en la primera corrida de Acho

El domingo torean Morante, Perera y Cayetano

Página taurina publicada Hoy por TAUROMAQUIAS.com en el diario El Men

En la primera corrida de toros de la Feria del Señor de los Milagros triunfó Juan Carlos Cubas, con oreja y cornada; destacó con momentos de gran toreo el francés Juan Bautista, y demostró progresos y entrega Alfonso de Lima.

Hubo toros con edad y peso. Se percibió en la arena de Acho el peligro y la emoción que pone en aprietos a los toreros y exige de ellos el despliegue de sus habilidades. Así lo entendieron los buenos aficionados y se escucharon palmas en el tercio de varas y en el arrastre de algunos toros. Luego, en la tertulia taurina, se habla menos de lo accesorio y más de lo fundamental: la lidia.


La primera parte de la lidia se denomina Tercio de Varas y el centro de este tercio es la pica del toro. La pica no solo es necesaria sino fundamental para evaluar la bravura y condiciones del toro. En ocasiones, el picador corrige los defectos del astado como se pudo apreciar el domingo.

lunes, 18 de octubre de 2010

Crucigrama taurino. El traje de luces.

Ya no falta nada para el inicio de nuestra gran Feria Taurina del Señor de los Milagros, Acho 2010 y el diario El Men, fiel a su costumbre de difundir las tradiciones peruanas, publica hoy un ameno crucigrama taurino que pondrá a prueba cuánto sabes sobre la vestimenta de los toreros. Demuestra tus conocimientos sobre el traje de luces.


jueves, 17 de junio de 2010

La Tauromaquia de Joselito [VIDEOS]

José Miguel Arroyo cuenta los secretos de su oficio

José Miguel Arroyo es un matador de toros madrileño que nació en 1969. Usó el mismo apelativo de José Gómez, el mítico diestro de la década de 1910, y aunque no llegó a su altura, brilló con luz propia.



Arroyo empezó su formación como torero durante su niñez en la Escuela de Tauromaquia de Madrid. En 1985 debutó como novillero en Las Ventas en Madrid, y al año siguiente tomó la alternativa en Málaga, siendo su padrino Dámaso González y su testigo Juan Mora. El 26 de mayo de 1986 recibió su confirmación en Madrid de manos de Curro Romero y con Francisco Ojeda como testigo.

domingo, 1 de junio de 2008

La ética de las corridas de toros

"Sólo tiene el derecho de matar al toro quien acepta poner en juego su propia vida".

Por: Francis Wolff (*)

No, la corrida de toros no manifiesta cualquier cruel indiferencia hacia la vida y el sufrimiento. Al contrario, es portadora en sí misma de una ética coherente y respetuosa con los animales. Si la corrida desapareciera de las regiones de Europa donde forma parte de la cultura, se produciría también una pérdida moral, sería también privar a los pueblos del mediterráneo de una irreemplazable relación con los animales, la que siempre han mantenido con los toros bravos. Porque en todas las regiones del mundo en las que ha habido toros bravos han existido combates de toros. Es una constante antropológica. Enfrentarse al toro, imagen natural del combatiente y símbolo permanente del poder, es el sueño eterno del hombre.

La corrida no es ni inmoral ni amoral en relación con las especies animales. La relación del hombre con los toros durante su vida y su último combate es desde muchos puntos de vista ejemplo de una ética general. Su primer principio sería: hay que respetar a los animales, o al menos a algunos de ellos, pero no en igualdad con el hombre. Los deberes que tenemos hacia otras especies, incluso las más próximas a nosotros, están subordinados a los deberes que tenemos hacia los demás hombres, incluso los más lejanos. Y la ética general de la corrida es justamente la codificación de este principio. Pues la moral de la lidia se resume a esto: el animal debe morir, el hombre no debe morir. Es desigual, por cierto, pero esta desigualdad es justamente moral en su principio. Si las posibilidades del hombre y del animal fuesen iguales, como en los juegos del circo romano, ¿no sería bárbaro? En la corrida el toro muere necesariamente, pero no es abatido como en el matadero, es combatido. Porque el combate en el ruedo, aunque sea fundamentalmente desigual, es radicalmente leal. El toro no es tratado como una bestia nociva que podemos exterminar ni como el chivo expiatorio que tenemos que sacrificar, sino como una especie combatiente que el hombre puede afrontar. Tiene, pues, que ser con el respeto de sus armas naturales, tantos físicas como morales. El hombre debe esquivar al toro, pero de cara, dejándose siempre ver lo más posible, situándose de manera deliberada en la línea de embestida natural del toro, asumiendo él mismo el riesgo de morir. Sólo tiene el derecho de matar al toro quien acepta poner en juego su propia vida. Un combate desigual pero leal: las armas de la inteligencia y de la astucia contra las del instinto y la fuerza.

José Cubero "El Yiyo"

La corrida es, pues, lo contrario de la barbarie porque se sitúa a equidistancia de dos barbaries opuestas. Si el combate fuese igualitario, su práctica sería innoble para el hombre puesto que el valor de la vida humana se vería reducido al del animal -como en la formas de barbarie antigua que eran los juegos del circo romano-. Si el combate fuese desleal, su práctica sería innoble para el toro, puesto que el valor de la vida animal se habría reducido al de una cosa -como en la barbarie moderna que suponen las formas extremas de ganadería industrial-. En la corrida el hombre no lucha ni contra un hombre ni contra una cosa. El hombre afronta su «Otro».

Una buena moral hacia los animales es también una moral diferenciada. No podemos ni debemos tratarlos a todos de la misma manera, al perro y al mosquito, al chimpancé y al toro bravo. Tenemos que ajustar nuestra conducta a lo que ellos son: sus necesidades, sus exigencias, sus tendencias, etc, evitando siempre el riesgo de antropocentrismo. Ahora bien, el toro de lidia es un animal naturalmente desconfiado, dotado como muchos otros animales «salvajes» de una especie de instinto de defensa, en su caso particularmente desarrollado, que se manifiesta desde el mismo momento de su nacimiento, la bravura, que lo incita a atacar de manera espontánea contra todo aquello que potencialmente pueda ser un «enemigo». Esta acción (o reacción) es la base de todas las tauromaquias. Y toda la ética taurómaca consiste en permitir a la embestida del toro, a esa fuerza activa, a esa naturaleza, manifestarse. La corrida no consiste en matar una bestia. Es todo lo contrario. La corrida, como su propio nombre indica, consiste en dejar al toro correr, atacar, embestir. Afrontar un animal desarmado, inofensivo o pasivo sería propio del matadero. La ética de la corrida consiste en dejar que la naturaleza del toro se exprese. Doblemente: en su vida, en su muerte.

Durante toda su existencia, en el campo, está en libertad. Y vive de acuerdo con su naturaleza «salvaje», rebelde, insumisa, indócil, indomable. En el momento de su muerte, combate hasta la muerte también de acuerdo a esa misma naturaleza: brava. Por cierto, el hombre quiere combatir, lo elige, cuando el animal está obligado al combate, no lo elige. Sin embargo el valor de la elección es un valor humano, la voluntad es una facultad humana, por tanto es cierto que el toro «no quiere el combate», pero no porque sea contrario a su naturaleza de combatir, sino porque es contrario a su naturaleza de querer, de elegir. Toda la ética del combate del ruedo consiste en permitir que la bravura del toro se manifieste. Expresarse, para el torero, es una cierta manera de estar inmóvil delante del toro; expresarse para el toro es una cierta manera de estar móvil, de moverse delante de cualquier adversario, congénere o no. Durante la lidia, el torero puede expresarse pero también debe permitir al toro expresarse a sí mismo, y lo que tiene por decir el toro bravo es algo así como: «Defenderé mi terreno, todo el ruedo es mío, todo el espacio es mi espacio vital, haré huir a cualquier extraño que lo pise, cogeré al que ose aventurarse, te expulsaré seas quien seas, volveré sobre ti para coger, y más, y más...» Ésta es la voz del toro bravo, tal como la hace oír el torero leal. El respeto por el toro en la plaza consiste en comprender esta voz que habla y finalmente hacerla cantar, en hacer pues una obra de arte con esa embestida natural y con su propio miedo de morir.


(*) Francis Wolff es catedrático de Filosofía de las Universidades La Sorbona (París) y de Sao Paulo (Brasil).



Fuente: ABC

Imagen: Fototeca Aragón. El 30 de setiembre de 1985, Burlero le partió el corazón al joven matador José Cubero "El Yiyo", de 21 años, en la plaza de toros de Colmenar (Madrid).

Artículos anteriores sobre tauromaquia:
- El Arte del toreo (14 de diciembre de 2006)
- Cómo se deben ver las corridas de toros (16 de noviembre de 2006)

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jueves, 14 de diciembre de 2006

"Aguantar, parar, mandar...". ¿Y templar?

La cita anterior al escritor taurino francés Claude Popelin hablaba de "aguantar, parar y mandar...". Cabe preguntarse: ¿Y dónde queda el templar?

Si bien es cierto que el mismo autor describe dos párrafos más adelante la regla de templar como la "obligación del torero de ajustar su ademán al ritmo de la embestida", coincidimos con el comentario atinado del actor y periodista taurino Baldomero Cáceres Vegas, para quien el templar es indesligable de las normas del buen toreo actual.

Popelín agrega: "...si [el torero] despega prematuramente el trapo de los ojos del toro, queda al descubierto, y, en caso contrario, se expone a que el animal se lo arranque. Esta atención al timing -como se diría en inglés- se llama templar. Ejercida minuciosamente, confiere al toreo lo que se llama temple, cualidad bastante rara y apreciada por el público. El torero de temple da literalmente la impresión de disminuir a su voluntad la impetuosidad del toro".

Muleta templada por Domingo Ortega (foto: blog Naturales)

Ahondando en las normas clásicas, presentamos a continuación fragmentos de una conferencia dada por Domingo Ortega, gran torero de Borox (Toledo), en 1950.

"El arte del toreo es una cosa muy compleja; digo compleja, porque cada uno lo ve de manera distinta; por lo tanto, yo, trataré de hacer un esbozo del arte, tal como lo he visto a través de mis veinte años de profesión y veinticinco de aficionado..."

"Tenemos que partir de que es un arte muy joven, en relación con las demás artes, pues mientras éstas han alcanzado tal definición hace miles de años, nosotros llevamos, total...cuatro días...".

"...no hay que olvidar que no se trata de un ballet, en que conseguida la estética visual está logrado todo, sino que el toreo tiene un fin determinado [someter y reducir al animal], y una estética visual en su caso, si no lleva consigo la eficacia que produce el bien hacer el arte, será negativa, aun cuando cuente con el aplauso de muchos espectadores...".

"Es muy curioso oír a los aficionados lamentarse sobre el estado actual de la fiesta, y yo les diría: ¿Pero cómo pueden ustedes sorprenderse de esto? ¿Es que creen que esta situación ha surgido por ley espontánea? No, señores, ha tenido su proceso, y ustedes han tenido gran parte de ello; digo gran culpa, porque no sería justo echársela toda. Bien es verdad que no sé si hoy existen aficionados, y si existen se han dejado arrollar por la masa, seguramente porque la vida tiene problemas más importantes que la afición a las corridas de toros, aún para los más apasionados...".

"Considero culpables a los aficionados, porque no han sido consecuentes en sus convicciones, probablemente porque han sido partidarios de las personalidades de los toreros , pero nunca, o casi nunca, conscientes de las buenas normas de practicar el arte; de no haber sido así, con los malos ratos que han pasado y el dinero que a muchos les costó esta afición posiblemente no se hubiesen abandonado las normas del bien hacer el toreo...".

"Los aficionados tienen mucha culpa por no haber sido fieles a las normas clásicas: Parar, Templar y Mandar. A mi modo de ver, estos términos debieron completarse de esta forma: Parar, templar, CARGAR, y mandar; pues, posiblemente, si la palabra cargar hubiese ido unida a las otras tres desde el momento en que nacieron como normas, no se hubiese desviado tanto el toreo. Claro que también creo que el autor de esta fórmula no pensó que fuese necesaria, porque debía saber muy bien que, sin cargar la suerte, no se puede mandar, y, por lo tanto, en este término iban incluidas las dos.

Bien entendido que cargar la suerte no es abrir el compás, porque con el compás abierto el torero alarga, pero no se profundiza; la profundidad la toma el torero cuando la pierna avanza hacia el frente, no hacia el costado...".

"...sabe Dios que el hacer esta aclaración no es crítica para nadie, ni siquiera critico el momento actual de la fiesta. Yo tengo un gran respeto para todos los que visten de torero; pero una cosa es el respeto que a mi me merezcan, y otra, muy distinta, decir mi manera de ver el bien hacer el toreo, pues creo francamente que esto puede repercutir en beneficio de la fiesta, y, en consecuencia, de todos los que visten de luces".



La conferencia completa, ofrecida en el Ateneo de Madrid, el 29 de marzo de 1950, se encuentra en este enlace.


Bibliografía:
ORTEGA, Domingo El Arte del Toreo
Madrid, Revista de Occidente, 1950 págs. 12-23

POPELIN, Claude El Toro y su Lidia
Madrid, Calleja, 1956 págs. 30-31

Publicado por: Vladimir Terán A.


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miércoles, 13 de diciembre de 2006

Tauromaquia. Aguantar, parar y mandar: Antonio Ordóñez

"Tres cosas mandan los viejos cánones del arte del toreo al dar un pase: esperar la embestida del toro (aguantar), no descomponer la figura ante la impetuosidad de aquella (parar), y, con el trapo, conducir al bicho por donde se desea hacerlo pasar (mandar). Los tres tiempos se complementan mutuamente, y la no observancia de uno de ellos es suficiente para comprementer los dos restantes".

Cita a Claude Popelín, quien se inició como simple aficionado, luego se convirtió en crítico y escritor, para finalmente confirmar sus conocimientos en las tientas frente a los toros (El Toro y su Lidia, Madrid, 1956).


TAUROMAQUIAS Perú (http://cesarteran.blogspot.com/)

Un gran ejemplo de aguantar, parar y mandar nos lo dio, en cada pase, el gran maestro Antonio Ordóñez, como se puede apreciar en este derechazo. Aunque la imagen es de color sepia, nunca perderá su vigencia (foto: web de toros de La Rioja)

Publicado por: Vladimir Terán A.

jueves, 16 de noviembre de 2006

Cómo se deben ver las corridas de toros. Clase magistral de Gregorio Corrochano (Cuándo suena el Clarín).

Aprovechemos el receso de nuestra Feria taurina del Señor de los Milagros para releer a uno de los maestros del periodismo taurino: el escritor español Gregorio Corrochano. Testigo presencial de la edad de oro del toreo, publicó múltiples crónicas en el diario ABC que luego convirtió en clásicos libros de tauromaquia. En su producción hay páginas que son obras maestras, tanto desde el punto de vista técnico como del literario. Corrochano fue también reportero de guerra en Marruecos y recibió premios de la Real Academia de la Lengua Española por sus trabajos. Su novela africana ¡Mektub!, algunas obras teatrales y poéticas escritas en su juventud muestran la diversidad de sus dotes literarias.
'Cómo se debe ver las corridas de toros' es un fragmento de su libro Cuando suena el Clarín (Madrid, Revista de Occidente, 1961).

TAUROMAQUIAS Perú (http://cesarteran.blogspot.com)

Gregorio Corrochano

Para ver una corrida de toros, es condición indispensable no perder de vista al toro. Es muy importante lo que hace el toro. Donde está el toro, está la corrida. el que sólo mira al torero, ve la mitad. Hay que mirar al toro y al torero, pero primero al toro. Todo gira en el ruedo alrededor del toro. Por él dictó la experiencia de los grandes maestros las reglas de la Tauromaquia, que son las leyes de la gravitación del toreo. El toro, no solamente es el protagonista, es el objeto del espectáculo. El espectador que distrae su vista del toro, en aquel instante deja de ver la corrida. Al mirar al toro, no solamente vemos lo que hace el toro, sino lo que hacen con él los toreros. Y relacionando lo que hace el toro y la intervención del torero, que esto es la corrida, juzgamos. Acabamos de definir la lidia. La posibilidad del toreo, la da el toro. Y de esto depende el conocimiento del espectador. No olvidemos esta premisa: el toreo es función del toro.

El estado del toro no es fácil verlo, suele ser confuso, lo que da lugar con frecuencia a desacuerdo en la interpretación del toreo. El toro unas veces trae resabios adquiridos en el campo por causas varias, que no vamos ahora a analizar; otras veces los adquiere durante la lidia. Si sale con resabios visibles, toda la lidia debe orientarse a corregirlos; se podrá o no, pero debe intentarse. Si no manifiesta resabios en los primeros momentos, toda la lidia debe orientarse a evitar los resabios de una lidia equivocada; a que no “aprenda”, como dice el público, y dice bien, porque los toros “aprenden”. No olvidemos, que todo lo que se hace con el toro es burla molesta, y esto contribuye a desarrollar su instinto defensivo, “aprende” a defenderse. La bravura es el grado superlativo del instinto. El toro no acomete por comer, acomete para defenderse, embiste en defensa propia a lo que teme y tiene más cerca de los ojos. El aprovechamiento de esta condición, única de esta fiera, es la fuente del toreo.

La bravura del toro tiene un gran parecido con el valor del torero. Porque si el toro defiende su temor al hombre que le hostiga y le hiere, acometiendo con bravura, el torero tranquiliza su miedo toreando valerosamente. Sus dos miedos se encuentran, se retan y chocan, el miedo del toro bravo al torero, y el miedo del torero valiente al toro. Este acoplamiento de bravura y valor, al enfrentarse, y temerse, hace posible la maravilla del toreo. El toro abanto que sale huído buscando una salida, y al no encontrarla se para, y se crece al castigo, es un caso tipo de la bravura como recurso del instinto.

El toreo tiene su explicación en el movimiento geométrico de dos líneas: una vertical, que es el torero, y otra horizontal, que es el toro. En tanto la línea vertical gira sobre sí misma sin variar de punto de apoyo en el suelo, la línea horizontal tiene que trasladarse, haciendo un recorrido para ir y otro para volver. En aprovechar todo este tiempo empleado por el toro en embestir y revolverse, en ir y venir, que por rápido que parezca, es lento si se compara con el giro del torero, está basada la defensa del torero y la posibilidad del toreo. En esta sencilla lección de geometría nace toda la difícil teoría del arte de los toros.

Derechazo. Foto de Philippe Granier

"El toreo tiene su explicación en el movimiento geométrico de dos líneas: una vertical, que es el torero, y otra horizontal, que es el toro". (Foto: Philippe Granier/Flickr).

La bravura, más o menos desarrollada, y más o menos sostenida, es la que sufre cambios, se modifica por el castigo y por los incidentes de la lidia, y a ello deben estar muy atentos, el torero que se enfrenta al toro, y el público que tiene que estimar lo que hace el torero. El error, al primero puede serle fatal; la ceguera del segundo le lleva a la incomprensión o a la injusticia. Aunque no fuera nada más que por esto, la atención al toro la considero capital.

De aquí se deduce: que hay que lidiar los toros, que hay que saber lidiarlos y que la lidia es fundamental en la corrida, tan fundamental que da nombre a la condición del toro: toro de lidia. Un toro mal lidiado es un drama donde ninguno sabe su papel. A veces ni el toro. Hacemos hincapié en esto, porque es frecuente en la afición novata entender por lidia: esfuerzo, vulgaridad, trabajo de trotarruedos, toreo de gañanía, torpeza. Lo torpe es entender así la lidia, que es finura de observación, vista, inteligente conocimiento de las reses, facilidad de adaptación, dominio del toro y del toreo. Un gran lidiador es siempre un gran torero, con raíces clásicas, aunque se permita, por las circunstancias, licencias modernas y personales. Si no sé cómo es el toro, no sé cómo es el torero. Si el toro es pastueño, boyante, tranquilo, que se queda donde le dejan, y cuando le llaman va, que deja colocarse tranquilamente al torero, de los que por su bondad extremada, se le compara en las viejas revistas con “una hermana de la caridad”, no con falta de respeto a la hermana, sino como término de comparación inigualable de bondad en bárbara pero expresiva metáfora, entonces, todo lo que se haga con este toro tiene una importancia artística y estética en al que hay que dar su parte al toro, que ayuda y no es peligroso. Este toro tiene la bravura precisa para no parecer manso, para pasar por bravo y dejarse torear.

Si el toro es de bravura revoltosa, que cuando pierde el engaño se vuelve rápido en su busca, y se “come la muleta”, y no deja entrar al torero en su terreno, es intolerable al cite, y de bravura agresiva, todo lo que se haga con este toro hay que apuntárselo al valor, al conocimiento y al dominio del torero. Este toro es verdaderamente bravo de raza. Es peligroso. Hay que saberle torear para no invertir los términos, y que sea el toro el que toree al torero, lo que he visto muchas veces.

Los toros mansos si no son de sentido, no tienen ninguna importancia; si se saben torear son muy lucidos, por contraste, porque el público no espera nada. Si son de sentido, hace falta un torero y un hombre.

Por el estado del toro, por la condición del toro se debe medir al torero. ¿Ese lance es precioso? ¿Cómo es el toro? ¿Esa faena es buena? ¿Cómo era el toro? ¿El toro rueda de la estocada? ¿Cómo entró y dónde dejó el estoque, en las agujas o en los bajos?

Memoria, préstame algún recuerdo de tu archivo. Torearon Joselito y Belmonte un 2 de mayo en Madrid, toros de Contreras. El último se llamaba “Tallealto”. Belmonte hizo una faena impresionante, de aquellas incomprensibles de su primera época. Aquello no se podía ver sentado; el público lo presenció en pie, sin que a nadie se le ocurriera gritar “sentarse”, porque no había nadie sentado. Mató al toro de una estocada caída. Belmonte salió de la plaza en hombros con la oreja del toro en la mano. El presidente de la corrida escribió una carta a los periódicos, en la que salvaba su responsabilidad diciendo: que él no había concedido la oreja; que aunque la faena de muleta fue colosal, la estocada había sido baja, y el no daba orejas de toros muertos a bajonazos.

¡Lo que va de ayer a hoy!

Apunten ustedes en su carnet, cuantas orejas se dan por bajonazos, a toreros cumbres que saben cómo matar sin dar en hueso. Saber es.

El primer mandamiento de la ley de las corridas de toros, es: el toro. El segundo mandamiento, es: el torero. El torero es el hombre valeroso que torea al toro. Si no hay toro, el hombre valeroso no tiene valeroso quehacer.

Una cosa es torear y otra saber torear, lo que no es lo mismo, aunque lo confundan los espectadores poco expertos. Lo más difícil y también lo más peligroso, aunque parezca una paradoja, es saber torear.

Se corrieron por primera vez en Sevilla los toros de Murube a nombre de doña Carmen de Federico, el 24 de agosto de 1917, en corrida de la Prensa. Se rifó la cabeza del toro mejor lidiado. No del más bravo, ni del mejor presentado, ni el de la mejor faena, sino el mejor lidiado, lo que subrayo para que se vea la importancia que tenía la lidia de un toro; más importancia que el toro mismo, porque sin lidia no se ve el toro, no hay toro aprovechable. Para esto se nombró a un jurado de tres expertos toreros: Quinito, Emilio Bomba y José el Algabeño. Fallaron que el toro mejor lidiado fué el quinto, porque presentó más dificultades, que tuvo muy en cuenta Gallito en todo momento. (Gallito mató a los seis).

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Gallito, también llamado Joselito, metiéndole la muleta y la pierna al toro para hacerle doblar. (Foto: libro Cuando Suena el Clarín. Madrid, Revista de Occidente).

El jurado tuvo en cuenta “las dificultades del toro”. El día que este criterio se extienda por los tendidos de las plazas de toros, los espectadores sabrán lo que ven.

Conclusión: El mejor torero es el que sabe torear más diversos toros. Vulgaricemos el concepto: al que le caben más toros en la cabeza, ese es el mejor torero.


Términos taurinos


Aunque el estilo de Corrochano es diáfano, a continuación explicamos algunos de los términos propios del habla taurina empleados en el artículo y otros más relacionados a la suerte suprema del toreo: la de matar.


sentido: Se dice que un toro desarrolla sentido cuando aprende a percibir la posición del torero y le embiste a él en lugar de hacerlo a la muleta o engaño.

agujas: Se llama "hoyo de las agujas" a aquel lugar ubicado a la altura de la tercera o cuarta vertebras dorsales del toro por donde debe entrar el estoque para que muera rápidamente. Estoquear en las agujas es la manera correcta de matar a un toro. Otras expresiones referidas a este lugar son: en todo lo alto, en la cruz, en la peseta, uvas. Si la espada se introduce apenas por debajo de este sitio, en cualquiera de los dos lados del espinazo, se le denomina a esta posición: desprendida.

caída: Más abajo de las agujas que una desprendida. Cuando el estoque se ubica inmediatamente debajo de la posición desprendida.

baja: Mientras mayor sea la distancia que medie entre la columna vertebral del toro y el lugar en el que ingresa la espada de matar, una estocada puede ser sucesivamente baja, bajonazo o golletazo: A mayor distancia del lomo, menos mérito tiene su ejecución pues prolonga innecesariamente la muerte del animal o bien - al herir sus pulmones- le provoca una deplorable hemorragia masiva por el hocico.

contraria o atravesada: Cuando la espada se cruza de un lado a otro por debajo de la columna.

delantera: Nombre que adquiere la estocada cuando queda en la línea de la columna, pero delante del "hoyo de las agujas". Según quede adelante o detrás de la cruz también se le denomina: pescuesera, pasada y trasera.

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Clasificación de la estocada según el lugar de su colocación (Infografía publicada en el diario El Comercio, 04'/agosto/09).

No siempre la hemorragia del toro implica que el torero ha estoqueado en una posición baja. Puede que se haya visto obligado a colocar una contraria por un movimiento del animal en el último momento.

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