martes, 29 de noviembre de 2022

Urge un cambio de rumbo en la Feria del Señor de los Milagros

Página publicada el martes 22 DE NOVIEMBRE en el diario Todo SPORT

de TOROS+ Wilfredo Facho

Por Vladimir Terán/ TAUROMAQUIAS 

Taurinos peruanos liderados por Roca Rey deben devolver a Acho al sitial que merece por su historia 

Empresa mexicana Casa Toreros redujo inversión: 18 toros impresentables en miniferia para el olvido a la que se volcó la afición. Toreros cumplieron 

La Feria del Señor de los Milagros y la plaza de Acho necesitan con urgencia un golpe de timón. Y no se trata solo de cambiar el rumbo de los últimos cinco años. Hay que remontarse al siglo pasado para encontrar carteles en los que no solo se destacaban los mejores toreros sino también los toros con edad, trapío y peligro. 

Conocemos nuestros problemas. La crítica lapidaria es tan efectista como estéril. Se sabe que no hay futuro posible sin que las bases económicas de la concesión de la Beneficencia de Lima regresen a montos realistas. Esto permitiría el cambio más importante, que sí está en manos de los taurinos: la presentación reglamentaria de los toros.  

La primera plaza de América debe volver a ser respetada por las figuras del toreo y no nos damos cuenta de que estamos en el mejor momento de nuestra historia para lograrlo. Al auge económico de la fiesta en todo el país, se suma el reinado de Andrés Roca Rey, el torero que llena las plazas del mundo.

El Gallo peruano tiene ahora el cetro del toreo que hace un siglo blandió nada menos que Joselito, el Gallo inmortal, quien prácticamente planificó el futuro de la tauromaquia universal antes de cumplir los 25 años y partir con gloria.    

Roca Rey necesita que Acho, su plaza, vuelva a enseñorearse tal como la historia lo demanda. Él y todos los taurinos del Perú deben dirigirse a ese ineludible destino. Es ahora o nunca.

Roca Rey, el mejor torero y Acho, la de la mejor afición, merecen que vuelva el toro con edad y trapío (📷 VlaT Altamirano).

CRISIS EMPRESARIAL

Con solo tres corridas, la feria del 2022, celebrada luego de dos años sin toros por la pandemia de Covid, fue una miniferia en la que se invirtió menos de lo necesario en lo más importante: los toros y los toreros.  

En vez de transparencia y sinceridad hubo ocultamientos y cambios de última hora. Los toros no se pudieron ver antes de los festejos ni en video. El aficionado no tiene que perjudicarse por los costos que tenga la empresa para organizar la feria, sobre todo si esta aceptó las condiciones de la concesión. 

TOROS SIN PICADORES

Se presentaron encierros sin trapío ni fuerzas. Los pocos astados que salvaban la nota en presentación y encaste (los españoles de El Puerto o los peruanos de El Olivar), desaprobaron sin atenuantes en cornamentas. 

“Toro” que le toco a Manuel Escribano en la primera corrida.

Paradójicamente, la misma empresa que año a año se disculpó por fallar con el ganado, ya había encontrado una forma de presentar toros con trapío. En 2017 trajeron novillos españoles que fueron lidiados como toros en 2018 y, tres de ellos, como cinqueños en una corrida de 2019. Esta se recuerda por un tercio de varas que fue ovacionado de pie por todos los tendidos. La operación funcionó, pero no se repitió. En Acho se debe ver más toros españoles con edad reglamentaria y peruanos de las ganaderías exitosas de la temporada.  

LOS TOREROS CUMPLIERON

Fernando Roca Rey tuvo una digna despedida, gratamente arropado por la afición. Manuel Escribano se fue enojadísimo por los bichos que vino a matar. Antonio Ferrera volvió a realizar una gran faena en Lima y esta vez la rubricó con efectista espadazo al encuentro. Joaquín Galdós y Emilio de Justo impusieron su arte, pero se les ha visto tardes de mayor entrega. A Jesús Enrique Colombo y a Arturo Gilio, sendas estocadas caladas les negaron el triunfo que casi logran con otros dos estoconazos, los mejores de la feria. El Juli sigue siendo un jabato que no se deja ganar por nadie, pero mata cuarteando. Roca Rey, sabio del toreo del siglo XXI, saca agua de pozos secos. No tuvo toros para hacer historia.     

El novillero español Jorge Martínez sobresalió en la novillada picada, aunque con utreros nacionales con peso para novillada sin picadores.  

Destacaron los varilargueros Junior Cárdenas y César Caro, aunque los astados prácticamente no fueron picados en ninguna tarde. No se pudo ver en la feria el tercio de varas, qué justamente representa la tercera parte de cada faena. 

Fueron aclamados en banderillas Ronald Sánchez, Richard Ramos ‘El Loro’ y Dennis Castillo. Edward Jorge ‘El Rata’ expuso, Miguel Ángel Esparza destacó y en general se lucieron los subalternos peruanos.  

AFICIÓN QUE VALE UN PERÚ

El público se volcó a la plaza, le dio un mensaje a la sociedad y una fulminante respuesta a los políticos borregos del animalismo. La afición volvió a hacer crujir los viejos maderos del histórico coso. Acho conserva algo de la sapiencia que le dio fama en el siglo pasado. Hay aún un buen número de asistentes que concurren con el propósito de no perderse detalle de lo que está pasando en la arena. Guardan silencio y se dejan oír cuando es oportuno para aplaudir o protestar. Contra lo que vaticinaban los pesimistas, Lima taurina sigue aquí. 

ALCALDE DEL RÍMAC, UN ROSARIO DE CAMBIOS AL REGLAMENTO

Regresó al palco el polémico notario Fernando Loayza Bellido, representante del alcalde el Rímac, responsable de aprobar la lidia de reses impresentables y de premiar a toros que no fueron picados.  

Como ya lo hicieron con Enrique Ponce, los jurados de la Municipalidad del Rímac le están dando escapularios devaluados a Roca Rey, no porque no sea el mejor sino porque no puede haber faena de trofeo donde no hay toro con edad y trapío aparentes. El toro al que se le dio el Escapulario de Plata no recibió puyazo. 

El alcalde Pedro Rosario Tueros reformó 31 artículos del Reglamento taurino en 2019. Ahora ya no hay sorteo para la elección de los abonados de sol y de sombra y todos los miembros del jurado son designados por el burgomaestre, que no es taurino y lo coordina todo con los organizadores. Es decir, en la práctica los jurados fallan pensando en la empresa. 

El reglamento ha perdido seguridad jurídica y los estamentos de toreros, ganaderos, aficionados, cirujanos, periodistas… han declinado su deber de velar por el prestigio de la feria. Para recuperar la importancia del trofeo, el jurado debe tomar un tiempo para reflexionar, ver las grabaciones de las corridas y ponderar todos los criterios antes de dar su fallo.


- Más: Páginas taurinas publicadas por TAUROMAQUIAS.com y TOROS+ en el diario Todo SPORT.


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