De la prohibición a la censura
Pedro Javier Cáceres/LA DIVISA.¿Habrá toros en Barcelona? No están prohibidos. Pero está claro que pueden ser censurados.
Este nacionalismo -que hace mucho tiempo cambio C x Z- ya ha rebuznado con la torpeza habitual de la soberbia de los necios en proclamar que “no se cumplirá la Ley”.
Nostalgia de la CENSURA en la que muchos equiparan, hoy, la Barcelona gobernante y antitaurina (antiespañola) con la Barcelona franquista y provocar reeditar los tiempos de excursiones a Perpignan para ver “El último tango en París” o “Enmanuelle”.
La sentencia es una conquista, más allá de “los toros”, de recuperación del pueblo de uno de sus derechos irrenunciables.
La Monumental de Barcelona, llena a reventar, con José Tomás en la arena (Foto: ABC.es) |
El Paseíllo
Escribo “Catalunya” de esta guisa para definir la oficial y oficialista distinguiéndola de la ciudadana, punto 1. Porque el término es oficial y porque “me da la gana” de no entrar al trapo de responder con sus armas intolerantes y el navajeo del “y tú más”. Punto… y pelota.
Ta-ra-rí. Un puyazo a la Generalitat y un aval a la declaración de “BIC”. Ambas circunstancias convergen en sentar precedente; posiblemente jurisprudencia. El dato es más importante de lo que parece por lo que expondré líneas más abajo.
Otra “vara”, sin sangrar. Antonio Lorca define la sentencia, su haber y su debe, “en corto y por derecho”, perfectamente (todos alguna vez tenemos un buen día): “Una victoria indudable pero inválida”.
(Llega tarde. En seis años la desafección ciudadana in crescendo. La afición desanimada, el propietario y posibles empresarios temerosos, y el nacionalismo crecido). Más o menos, no es literal.
2º Tercio.- Aliviadores (banderillas, palos, rehiletes, garapullos, etc.)
El sector taurino, los aficionados, espectadores de a pie y ciudadanía en general se ven desagraviados del atropello a su libertad.
La sentencia es una conquista, más allá de “los toros”, de recuperación del pueblo de uno de sus derechos irrenunciables.
3º Tercio.- La confusión. Muletazos de cartel, trapazos, enganchones, la ansiedad, el atropello, el pase de la firma, “morisquetas”, etc.
Tras la borrachera, la resaca.
Apenas minutos después de conocida la sentencia, sin digerirla ni disfrutarla empiezan las cábalas masoquistas sobre si pese a la tal (sentencia) habrá toros en Barcelona o no.
Veamos: Haber puede haber, no están prohibidos. Pero está claro que pueden ser censurados.
De hecho, este nacionalismo -que hace mucho tiempo cambio CxZ (nazionalismo)- ya ha rebuznado en tal sentido con la torpeza habitual de la soberbia de los necios en proclamar que “no se cumplirá la Ley”, en vez de guardarse la cara en la manga de la regulación (que si le concede el TC) o las ordenanzas municipales. Y esa ira rencorosa es un vómito que más tarde o temprano se tragarán provocando su asfixia.
Son añoranzas del franquismo
El que convivía con la burguesía nacionalista agradecida del traslado del algodón de Andalucía a Cataluña para su expansión textil (entre otros) y el lógico éxodo de andaluces, extremeños, castellanos etc. que han ido robusteciendo el censo regional años tras años ganándoles para la causa por la vía del “síndrome de Estocolmo”.
Nostalgia de la CENSURA (ya empezaron con el CAC para filtrar la opinión publicada y contaminar la pública) en la que muchos equiparan, hoy, la Barcelona gobernante y antitaurina (antiespañola) con la Barcelona franquista y provocar- por la CENSURA anunciada- reeditar los tiempos de excursiones a Perpignan para ver “El último tango en París” o “Enmanuelle”.
Ahora Ceret, Nimes, Arles, Beziers, etc. Y José Tomás, El Juli, Ponce y demás en versión “traje de luces” reencarnados en Brando, María Schneider, Sylvia Kristel y demás.
Y la “suerte suprema”.- Estocada hasta la bola por todo el hoyo de las agujas.-
Que haya toros, ya, en Barcelona, o no también va a depender de otros factores. De momento el propietario de la Monumental, el denostado Balañá que ha sufrido en silencio la tortura y represalias de la Generalitat en sus otros rentables negocios, principalmente cinematográficos, ha mantenido durante más de 5 años un inmovilizado que teóricamente vale millones de euros y cuidado su estado de conservación por lo que puede caer antipático por no regalar oídos, pero no es dudoso. Por el momento.
Lo mismo el último gestor, Toño Matilla, al que ante su esfuerzo antes de 2011 habrá que concederle el beneficio de la duda sobre su voluntad de volver a programar.
No, la pelota está en el tejado de otros y que cada palo aguante su vela.
La reseña.-
Un triunfo a plaza llena de sentido común.
Por los precedentes (y en su caso jurisprudencia) que crea abortando delirios baleares, gallegos y demás, ya previstos y los que estuvieran por venir.
Y, lo más importante, aunque sea a medio o largo plazo: La sentencia que emana de la más alta magistratura es inamovible.
Pero “la plaza está ahí y no se la van a llevar “ (Diodoro Canora, dixit) mientras el Govern y el Ajuntament pueden (deberían) cambiar.
Y tanto la regulación regional como las ordenanzas municipales SÍ son susceptibles de ser cambiadas.
Colau y Rigau ¡miau!
Todo estará en manos de catalanes y barceloneses y ese SÍ “is the problem”.
Punto en boca.
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