Triunfal alternativa en Nimes, Francia, y a hombros con las figuras
- Página taurina publicada el Lunes 21 de setiembre por TAUROMAQUIAS.com en el diario El Men
Pasará algún tiempo aún para que los peruanos –y no solo los taurinos- tomen cabal conciencia de la importancia histórica de la gesta de nuestro compatriota Andrés Roca Rey, quien el último sábado, a los 18 años, se doctoró como matador de toros en el pétreo coliseo romano de Nimes, en Francia, de la mano del maestro Enrique Ponce y con la figura local Juan Bautista de testigo.
Con casi 10 mil aficionados en los graderíos, se lidiaron en el cuarto festejo de la Feria de la Vendimia: dos toros de Victoriano del Río -1° y 6° (sobrero)- bueno y flojo el primero y muy deslucido el último; dos -2° y 3°- de Toros de Cortés, brusco y sin emplearse el segundo, y bravo y bueno antes de venirse a menos el tercero; y otros dos -4° y 5°- de Juan Pedro Domecq, noble y sin fuelle el cuarto, y bueno el quinto.
Reproducción: Wilfredo Facho |
Largo parlamento de Ponce a Roca Rey en la ceremonia de intercambio de trastros. |
Cuando le brindó el toro de su doctorado a su hermano, el torero Fernando Roca Rey, y a su padre, también llamado Fernando; Andrés recordó la tarde de hace 10 años en la que Ponce también le dio la alternativa a su hermano en la feria de Acho de 2005. Entonces él tenía 9 años, Fernando le lleva 10.
Pocosol tuvo buena condición por el pitón izquierdo, pero entre el viento y la poca fuerza del animal, el peruano sólo pudo demostrar su firmeza y buen oficio a lo largo de una faena en que aportó variedad, bajó la mano cuando pudo e incluso toreó a gusto con la mano izquierda fracturada y protegida con una prótesis de fibra de carbono hecha a la medida. Al final levantó el ambiente con ‘luquesinas’. La estocada ligeramente caída no impidió que el conocedor público le concediera una oreja.
Al sexto le cortó una oreja de peso. Fue un sobrero de Victoriano del Río que estuvo a punto de echarlo a los lomos en un quite por lopecinas que terminó embarullado. Desarrolló sentido el astado, pero Roca Rey le plantó cara con mucho valor y no poca habilidad, y sufrió una aparatosa voltereta. Lo mató mejor que al primero. Un apéndice. Las orejas de ambos toros se las dedicó su madre.
Destacó entre sus subalternos el matador de toros en retiro Iván García, Escapulario de Oro de la Feria San Juan Bautista de Chota 2006, quien acaba de tomar la decisión de vestirse de plata.
Enrique Ponce dio una gran lección de torería. Lidió a su segundo toro con el músculo abductor de la pierna derecha desgarrado por un tirón sufrido al matar al primero, al que le había cortado un apéndice. Al principio parecía que no soportaría el dolor, que abreviaba la faena por la velocidad y el nervio del animal, pero lo fue metiendo en su muleta, acompasando la embestida y terminó toreando con maestría girando una y otra vez sobre la pierna lesionada hasta escuchar el primer aviso. La estocada entera y con verdad le abrió la Puerta de los Cónsules y revalidó su palmarés como figura de época.
Juan Bautista también le cortó una oreja a su primer ejemplar, pero fue con el segundo que salió espoleado por el triunfo de Ponce. Recibió pues al quinto de la tarde con buenos lances de rodillas. Respondió al quite ceñido por gallosinas de Roca Rey y le lanzó una severa mirada. Otro gallo no iba a venir a enseñorearse fácilmente en sus arenas.
Muleta en mano, empezó su faena de rodillas; siguió de pié aprovechando la embestida boyante del buen toro por el pitón derecho. Por el izquierdo el toro embistió con menos continuidad. Mató de una gran estocada en la suerte de recibir y el toro rodó sin puntilla. Dos orejas y a ponerse la toga de los Cónsules.
A los tendidos del coso francés acudió un centenar de peruanos con sus banderas blanquirrojas, entre ellos el buen doctor Tomás Borda ‘Doctor TV’, quién es miembro de la Peña El Puntillazo de Lima, y la conductora televisiva Magaly Medina, junto a su inseparable compañero Alfredo Zambrano. También destacó la Peña Madrileña Peruana, que acompaña a Roca Rey a todas sus presentaciones en Europa.
Los que fueron a ver al peruano con inquietud terminaron muy sorprendidos y quienes llegaron esperanzados salieron colmados, rebasados de contundente realidad. El Perú cuenta con un matador de toros que lo tiene todo para ser figura. Posee un don que solo se le ha visto a pocos diestros, los mismos que han marcado el rumbo de la historia del toreo: la capacidad de pensar y decidir rápidamente en la cara del toro: pensar técnicamente y decidir artísticamente. Todo eso sobre la base de un valor inconmensurable. Su estilo deberá crecer con los años. Para encumbrarse, solo necesita fortuna, el resto lo tiene de sobra.
Hay quienes han hecho lo que han debido para este éxito. El nuevo matador es hijo de una secular raigambre taurina en el Perú, que se consolidó el siglo pasado en el Tentadero de La Legua -del que ya salió Conchita Cintrón- que se reafirma y conserva en el tiempo en círculos como la Asociación de Toreros Aficionados, y que ha florecido para el mundo en la paradigmática Casa Roca Rey.
Durante 10 años ha cargado sobre sus hombros la presión de la afición peruana que había puesto sobre él todas sus esperanzas. Ahora, con todo derecho, nos devuelve un reto mayor. Tenemos que seguir el ejemplo de nuestro matador y hacer las cosas bien y mejor. Hay que confrontar a los antitaurinos de afuera y de adentro con la autenticidad de nuestra fiesta tan peruana, tan andina, con toreros que dan lecciones de humanidad. El Perú taurino tiene la obligación de generar más toreros del nivel de Roca Rey.
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