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Por: Fernando Barrantes Rodríguez-Larrain, periodista
El matador de toros, Francisco Rivera Ordóñez, quien nació para ser famoso, está entre la vida y la muerte a los 41 años, por su segundo toro en Huesca, que lo cogió en el saludo del capote. Desde que su madre, Carmen Ordóñez, bella entre las bellas, lo presentó en brazos, y recibió el nombre del "primer bebe famoso de 1974", todo lo que pasa en torno suyo, es noticia.
En España, la prensa taurina que lo quiere y lo trata como a una de las más grandes estrellas del toreo, es siempre sumamente crítica con él, no superó a su bisabuelo, a su abuelo y a su padre, en cambio la prensa rosa lo ama, lo odia, le teme, lo respeta pero habla lo que le da la gana de su vida.
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Cogida de Fran Rivera en Huesca (Foto: Rafael Gobantes/Heraldo.es) |
En Lima los fans de la revista Hola, edición española, están impactados, en la práctica conocen al torero desde que nació, siguieron la muerte de su padre "Paquirri", torero que fue muy popular en Lima y hace unos años, su madre, Carmina Ordóñez, murió por un exceso de drogas, quien vivió de la venta de todos los hechos de su vida a la prensa rosa española y también la de sus hijos.
Francisco Rivera es en la actualidad el jefe de una de las familias más populares de España, y es también por mérito propio una estrella del toreo, algunos aceptan y otros niegan que sea uno de los grandes y famosos toreros de los últimos 20 años, pero le han entregado la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
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Recibiendo la Medalla de Oro de las Bellas Artes de España 2009. En protesta, los grandes diestros Paco Camino y José Tomás devolvieron las propias |
Rivera tiene en la actualidad 41 años de edad, se había retirado, pero volvió hasta que su segundo toro de la tarde del lunes en Huesca lo cogió casi de arranque, con toda sus fuerzas para hacerle una herida de 25 centimétros. Incialmente se creyó que se moría, que le pasaba lo mismo que a su padre, se llegó a anunciar su muerte. Lo han llevado a Zaragoza y parece que va a salvar la vida a pesar de su estado es de suma gravedad.
El primer matrimonio de Rivera con su primera esposa, a quien llamó el amor de su vida, la duquesa de Montoro, la única hija mujer de la duquesa de Alba fue un acontecimiento, con repercusión mediática en Lima, el boato mostrado y la exhibición de los novios ante el público, fue espectacular, convirtiéndose en un reflejo de las tradiciones sevillanas frente a sus figuras populares como el torero con su madre, y la más alta aristocracia española, la madre duquesa y la hija duquesa.
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Matrimonio del torero con la duquesa de Montoro, hija de la duquesa de Alba |
En lugar de grandes triunfos taurinos, el torero, quien pudo haber sido un galán de cine, se llenó de fama de mujeriego, dio de comer a la prensa rosa ante los celos de su mujer que se hicieron de dominio público. La esposa llamaba a la televisión, una decena de periodistas se volvieron su portavoz. Sin cobrar, sin ganar dinero, ventilaron el torero Rivera y la duquesa de Montoro, a través de la prensa los odios de la mujer que surgen cuando el marido pierde la cuenta de las mujeres que quieren tener sexo con él; y los odios del marido que nacen cuando la esposa ya no es amada y lo despotrica sin límite, literalmente por calles y plazas.
Se divorció el torero, se ganó el odio de la duquesa de Alba, a quien gustaba decirlo hasta que se murió de vieja y después de haber estrenado nuevo marido. En tanto la hija del matrimonio, se convirtió en un trofeo para los padres, con una disputa medíatica que finalizó en la justicia. Y cuando el torero iba de novia en novia, parece que encontró un amor definitivo, y se casó con una bella abogada, con quien se muestra feliz y está a la espera del nacimiento de una hija, en dos semanas.
Y es curioso, porque la gravedad del más famoso y popular torero español, que no quiere decir que sea el mejor o este considerado como el mejor, mueve al debate a los enemigos del toreo, quienes quieren prohibirlo. La norma es no mostrar piedad ante la posibilidad de la muerte del matador. La misericordia es con los toros, jamás con el matador.
El torero Francisco Rivera Ordóñez debutó como novillero en Ronda, la patria chica de los toreros Ordoñez, que compartieron con Ernest Hemingway, con Orson Welles, entre otros. Su debut de novillero fue ante su abuelo y su madre, el 7 de agosto de 1991, un acontecimiento social y taurino.
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En brazos de sus padres Carmen Ordóñez y Francisco Rivera 'Paquirri' (Foto: Hola) |
Es hermano del torero Cayetano Rivera Ordódoñez y es hijo de Francisco "Paquirri" Rivera, torero muy popular y querido en Lima, tuvo fama de asequible y sencillo, en verdad que lo era, hizo muy buena amistad con muchas personas. Su muerte fue muy sentida.
El abuelo materno, Antonio Ordóñez, quien fue condecorado con la Legión de Honor, fue un referente en la vida del torero que está grave y mal herido. Fue también muy querido en Lima, se le señalaba con mucho respeto como el máximo representante del toreo clásico, ganó el Escapulario de oro de 1962.
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Juventud del torero junto a su madre y a su hermano Cayetano, también torero |
Antonio Ordóñez, fue hijo de torero Cayetaño Ordóñez y Aguilera, "El Niño de la Palma" quien creó la famosa Corrida Goyesca de Ronda en 1954, tuvo cinco hijos toreros, el más famoso fue Antonio de su matrimonio con la actriz, cantante y bailarina, Consuelo Reyes.
La dinastía de los toreros Ordóñez se unió a la dinastía de los toreros "Dominguín", cuyo apellido es Gonzales Lucas, cuando Antonio se casó con "Carmina Dominguín" Carmen Gonzales.
A esta familia se unen por lazos sangre o políticos una veintena de toreros famosos, entre ellos Luis Miguel Dominguín, padre del cantante Miguel Bosé.
Se puede decir, que el torero representante de esta familia ilustre y famosa de la tauromaquia del siglo XX que llevó su arte en España, en América y en el Perú, se encuentra entre la vida y la muerte con grandes posibilidades de superar su trance actual porque la medicina sigue desarrollándose en beneficio del ser humano, en el mismo tiempo en que cada día crece la protesta en contra de la tauromaquia, con el objetivo de mandarla al mundo de los recuerdos.
Sin embargo, mientras existan Toreros, es difícil que se cierren los ruedos taurinos y cese la afición. Es imaginable la ovación que tendrá el maestro Rivera, el día que retorne a una plaza de España o de América.
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