No sabemos si estarán en alguna biblioteca pero sus últimos lectores fuimos, según parece, las polillas del jirón Camaná... y nosotros.
Se trata de dos revistas en una. De un lado, con ocho páginas, "Grass - Revista Semanal Deportiva" y del otro, al revés, "Acho - Revista Taurina Independiente". Editadas en 1947.
A simple vista, solo una aventura periodísticas más de las muchas de la historia de nuestro periodismo. Pero lo interesante son los editores, los jóvenes periodistas que lanzaron el periódico, o los periódicos.
"Grass" era dirigida por los hermanos Benjamín Cisneros Diez Canseco y Luis Cisneros Diez Canseco, hijos del gran Benjamín Cisneros, exdirector de "La Prensa", pierolista y Demócrata.
Qué tal familia Cisneros, la mayoría periodistas. Benjamín, el director de
"Grass" ingresó luego al viejo diario de la familia -ahora en manos de Pedro Beltrán- para hacer periodismo deportivo y luego pasó a las Relaciones Públicas de Backus y Johnston, siendo el que convenció a Ricardo Bentín para que asumiera el Sporting Tabaco y lo convirtiera en Sporting Cristal.
No solo fue Cisneros promotor incansable del fútbol sino que hizo que la cerveza Cristal solventara el histórico "Bar Cristal", una teleserie de la naciente televisiòn nacional.
Del otro lado, "Acho" estaba dirigida también por dos hermanos que, como los Cisneros, tenían más tinta que sangre en las venas: Enrique Aramburú Raygada y Raúl Aramburú Raygada, hijos de Andrés Aramburú Salinas, director de la legendaria revista "Mundial" (1902-1930) y nietos del no menos legendario Andrés Avelino Aramburú, fundador y al final redactor único del diario "La Opinión Nacional".
Padres y abuelos fueron protagonistas y a veces víctimas de episodios dramáticos de nuestra vida política pero estos Cisneros y Aramburù jóvenes prefirieron el periodismo deportivo y taurino.
No sabemos cuánto duró la aventura periodística. Poco seguramente. La impresión era malísima y eran tiempos de batalla polìtica, como se recordará. En 1947 se batallaba intensamente en el parlamento, la calle, la política... y los cuarteles. Al año siguiente el general Odría acabaría con la democracia, y por ocho años.
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