- Fotos: Rafael Morán La Rosa
Aún no llega la temporada grande para la afición taurina de Lima y sin embargo Acho, la primera plaza de América, nos ha sorprendido y se ha vestido de luces en primavera, el soleado domingo 19 de setiembre.
Cuántas veces hemos protestado por las llamadas “pachangas”, es decir, aquellos festivales de medio pelo que se anuncian como espectáculos taurinos, pero que en realidad son caricaturas de la fiesta brava.
Emilio Huertas |
Esta vez los socios y dirigentes del Centro Representativo de Sancos, Lucanas (Ayacucho), nos han dado dos lecciones que tenemos que asimilar para el futuro.
Emilio Barrantes |
La seguridad externa, los programas de mano bien confeccionados, dos bandas de música en los tendidos, pero estrictamente sujetas a la orden del juez de plaza, los médicos, la enfermería equipada y la respectiva ambulancia, entre otros pequeños pero importantes detalles.
Nada hubo que envidiarle en estos aspectos a una corrida de la feria grande del Señor de los Milagros.
La otra lección fue la buena confección del cartel de novilleros y la presentación de los encierros.
Alternaron en la agradable tarde el venezolano Alejandro Chacón, el español Emilio Huertas y el peruano Emilio Barrantes.
Los novillos, tres de Salagual y tres de Huacraruco, tuvieron juego disparejo pero estuvieron bien presentados, algunos de ellos fueron castigados con exceso en la suerte de varas.
Hemos leído y escuchado reseñas y apreciaciones de esta novillada, sumamente exigentes, severas y negativas, a las cuales respetamos, pero con las que no coincidimos.
Para eso está la libertad de opinión y crítica en una sociedad democrática, donde se cultiva una cultura de tolerancia, pero sin complicidades con lo indebido y mucho menos con lo ilícito.
Cierto es que las faenas del domingo no fueron redondas, mucho menos perfectas. Para eso son justamente las novilladas, para que los aspirantes a matadores se fogueen, adquieran ciencia y experiencia y se sometan a la prueba de fuego del veredicto de los tendidos.
También es cierto que los novilleros pudieron sacar más provecho a sus enemigos si hubieran sido capaces de darle la lidia adecuada, la distancia justa, el minucioso estudio del temperamento, bravura, nobleza, grado de mansedumbre, defectos de embestida y tantos otros factores que concurren en el ruedo.
Pero de allí a decir que el festejo primaveral fue un desastre, ya es una exageración.
El mejor novillo resultó ser el quinto, Corazón Sanquino, de Huacraruco, que le tocó en suerte a Huertas. Era el de menor peso y presencia, pero tuvo alegría, cargó al caballo con bravura y dio juego hasta el final.
Nuestro compatriota Emilio Barrantes, mostró madera y buenas maneras en sus dos faenas. Destacó más en el segundo novillo, pero tenemos que decirle que tiene que aplicarse más en el estudio de sus enemigos. No olvidarse que “cada toro tiene su lidia”. Valor y clase no le faltan y la afición espera mucho más de él.
Chacón no desentonó, pero no redondeó una tarde triunfal.
El triunfador de la tarde y ganador del Escapulario de Oro de la Virgen del Rosario fue el español Emilio Huertas (silencio y oreja). También triunfó nuestro buen prospecto cajamarquino Emilio Barrantes (vuelta al ruedo y oreja). El venezolano Alejandro Chacón, silencio y dio una vuelta al ruedo por su cuenta, protestada y posando para la foto.
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