Cristian Hernández se negó a matar sus dos novillos, renunció publicamente a ser torero y fue detenido
Que un torero tenga miedo es normal. Que ese miedo lo "espante" al punto de impidirle matar un toro es muy raro, aunque ha sucedido. Pero que haya esperado a presentarse en la plaza más grande del mundo para negarse a matar dos astados y renunciar públicamente a la profesión declarando que le "faltan huevos" para esto, es prácticamente imposible. Sin embargo, fue precisamente eso lo que sucedió la lluviosa tarde del domingo y el protagonista de la insólita huída es el hasta entonces prometedor novillero queretano Cristian Hernández, de 22 años.
"Me retiro de los ruedos por no tener la capacidad de enfrentarme a los toros y para dejar el sitio a alguien que sí lo sea y que lo aproveche" dijo Hernández bajo la monumental bronca de la Plaza México pues no sólo hizo tiempo deliberado durante la faena de su primer novillo para que sonaran los tres avisos y no tener que matarlo, sino que se tiró de cabeza al callejón tras haber sido correteado por 'Augurio', su segundo ejemplar, negándose a matarlo.
Enseguida fue detenido por la policía y conducido ante el juez por haberse negado a cumplir con su contrato, siendo puesto en libertad pocas horas después luego de pagar una multa.
"El inspector de autoridad del callejón me informó que el muchacho no quería salir por ningún motivo a matar al novillo -declaró el juez de plaza Roberto Andrade - y le informamos que su obligación era salir a matarlo, pero no hubo forma de convencerlo. Esperé a que transcurrieran unos minutos y decidí sonarle los tres avisos sin demasiada demora, pues cabía la posibilidad de que el tercer espada pudiera actuar con el sexto novillo, y como seguía lloviendo lo más indicado era apurar los acontecimientos para evitar que se encharcara más el ruedo", puntualizó.
Al final, la decisión de suspender el festejo una vez devuelto a los corrales el novillo de Hernández, fue de los otros dos novilleros, Alfonso Mateos y David Aguilar: "Les pedimos que tomaran una decisión al respecto y ambos decidieron que debía suspender, y eso fue lo que hice", dijo el juez.
Roberto Andrade manifestó que no es posible que sucedan estas cosas en la Plaza México, pues "el público... paga un boleto por ver un espectáculo digno, bien organizado, y por ver torear a tres toreros, y la actitud de Cristian Hernández fue una absoluta falta de respeto a la gente que, además, se estaba mojando por la lluvia", finalizó.
Tampoco se salvaron de la bronca Mateos y Aguilar a quienes les cayó el grito desde el tendido mojado: "¡¿Y así quieren ser toreros?!", sentencia que para el crítico taurino Juan Antonio de Labra, estaba cargada de verdad: "El toreo es un acto heroico, de hombres valientes, donde se pone a prueba la inteligencia y la destreza para vencer a la muerte con gallardía. La vergüenza torera no es otra cosa que el pundonor de estos seres únicos que arriesgan la vida en aras de sentirse vivos y expresar un sentimiento".
La crónica de De Labra nos da más luces sobre la caída de Hernández: "¿Qué dirían de la actitud de Cristian Hernández las figuras del toreo, y hasta los modestos, que han pisado este magno escenario, derramado su sangre aquí, al ver tan grave falta de ética profesional?...
¿Dónde quedó ese novillero decidido que vimos en la Plaza Arroyo el año anterior jugarse la vida con un fiero novillo de Autrique? ¿Acaso se le escapó el valor por el hoyo de dos cornadas recientes? No lo sé...
El gesto de desprenderse del añadido (en señal de retiro) no honra en este caso a Cristian, porque debió hacerlo después de dar muerte al novillo, y no antes. Qué pena que no tuvo, por lo menos, una pizquita de sentido común en este acto arrebatado, fuera de cacho, sobre todo tratándose de un novillero que hizo concebir esperanzas y que ahora defraudó a quienes en un momento dado –y lo confieso sin pudor– pensamos que en él había un muchacho con determinación y voluntad de ser torero".
Esperamos que nadie repita el amargo sainete de quedar como Cristian en la Monumental.
Fuentes: Mundotoro, EFE
Es insólito que haya sucedido semejante cosa, pero bueno, pobrecito, debio de sentir un espanto terrible donde no le importó nada!. Gracias a Dios q no ocurrio un percance mayor y solo se quedó en anécdota pero, imagino q tratar de torear con pánico, agrega mayores posibilidades a la ya de por peligrosa faena de lidia... Ojala q este muchacho encuentre su camino pronto! Saludos a todos!
ResponderBorrarPor fin alguien con un poco de sentido común!
ResponderBorrarLe faltan huevos para torero seguro, pero le sobran por sincero. Lo malo es haberse dado cuenta ya, después del escándalo.
ResponderBorrarAnnie, tiene razón Azorín, debió haberse dado cuenta antes de exponerse.
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