Con la emancipación, la fiesta taurina adquirió su carácter mestizo y se ancló en la identidad nacional
El diario Hoy ha publicado una acuciosa nota histórica, firmada por Santiago Aguilar, en la que se constata que las corridas de toros ya formaban parte de la identidad nacional de Ecuador desde el mismo momento en que esta nación latinoamericana selló su independencia de la dominación española.
La libertad fue celebrada por el pueblo, en 1823, con fastuosos festejos taurinos presididos por el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.
También en el Perú, los limeños homenajearon jubilosos al libertador don José de San Martín, en 1821, con varias corridas de toros realizadas en Acho. Antes, en 1817, el sabio independentista Hipólito Unanue había gestionado el traspaso de la plaza al Hospicio de Pobres (hoy Beneficencia de Lima, a la que todavía pertenece).
El Santo de la Espada presidió las corridas en su honor y fue en Lima un aficionado más como consta en este documento reproducido en en el libro Lima y el Toreo, de Antonio Garland (1948).
En dicha obra, también hay un capítulo dedicado a Simón Bolivar: "Un gran aficionado a la tauromaquia".
Entre 1821 y 1826, la recaudación proveniente de las corridas de toros en el coso de abajo el puente fue destinada al ejército libertador y a la compra de navíos para la nueva república.
Queda claro, como concluye Aguilar con acierto, que con la emancipación, la fiesta de los toros adquirió su carácter mestizo y ancló su identidad nacional:
Hace pocos días recordamos los 188 años de la Batalla de Pichincha, fecha mayor del calendario heroico nacional, pues el episodio bélico selló la brillante campaña libertaria que puso fin a casi tres siglos de dominación española.
Revisando los libros de historia encontramos varias publicaciones que nos describen aquella primera feria conmemorativa, en la cual se celebraron dos corridas de toros los días 24 y 25 de mayo.
La fiesta de los toros que logró enraizarse y crecer durante la etapa colonial no fue desestimada menos descartada por las nuevas autoridades. Uno de los elementos más sobresalientes de la agenda de actividades con que en 1823 se festejó el primer año de independencia fuelas corridas de toros, celebradas en la Plaza Mayor, con los lógicos e indispensables ajustes que supuso el desalojo de los españoles del Palacio de Carondelet y de prácticamente todas las instancias políticas, militares, sociales y eclesiásticas.
Los siguientes datos históricos refieren documentos como Rasgos biográficos del Gran Mariscal de Ayacucho don Antonio José Sucre, publicado en 1910 por el biógrafo Vicente Pesquera Vallenilla, Ecuador profundo, del historiador guayaquileño Rodolfo Pérez Pimentel...
Pérez Pimentel, sostenido en Pesquera Vallenilla, relata las actividades que Sucre cumplió en Quito un año después de la gesta del Pichincha:
"La víspera del aniversario fue llevada la imagen de la Virgen de las Mercedes en solemne procesión, por la noche hubo luminarias en la Plaza Mayor con diversos juegos de pólvora, que ocasionaron fuertes detonaciones con brillantes destellos. Al día siguiente, 24 de Mayo de 1823, una salva de artillería anunció el inicio del festejo y en las faldas del Pichincha se comenzaron a mover algunos batallones imitando las líneas del combate. Como a eso de la 10:00 comenzó el desfile de carros alegóricos ricamente adornados con guirnaldas de flores. El primero conducía dos estatuas que simbolizaban la verdad y la justicia sosteniendo un retrato de cuerpo entero de Bolívar, con leyendas alusivas a su gloria. Varios jóvenes vestidos de indios tiraban del carro triunfal y desde los balcones, las damas festejaban con palmas ese alarde de patriotismo. Numerosos arcos se habían levantado en el trayecto y todos gritaban: "Vivan los Libertadores Bolívar y Sucre". Como a las 15:00 los presentes fueron a espectar una soberbia corrida de toros en la Plaza Mayor, que felizmente no resultó accidentada".
"El 25 se celebró un solemnísimo Te Deum en la Catedral con el concurso de las autoridades. La oración gratulatoria corrió a cargo del provincial de los Mercedarios, Fray Pedro Bou. A la salida se realizó el juego de la corrida de sortija a caballo en la Plaza Mayor y hubo almuerzo campestre ofrecido por el ejército libertador en la llanura de la Alameda. A las 15:00 hubo otra corrida de toros en la Plaza Mayor"...
Está claro que con la obtención de la libertad la actividad taurina adquirió su definitivo carácter mestizo y ancló su identidad en un grupo humano que empezó a construir su nacionalidad.
Fuente: Hoy.com.ec
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