'¿Cómo ha sido mi segundo toro?' fue lo primero que preguntó al recuperar la consciencia.
Torero que sufrió espeluznante cornada no tendrá secuelas informan los médicos que le operaron
- Articulo publicado por Tauromaquias hoy en el diario El Men
24 horas después de haber sufrido una espantosa cornada en la plaza de toros de Las Ventas en Madrid el diestro Julio Aparicio despertó a la 1:30 pm del sábado en el hospital Doce de Octubre. El pitón se le había introducido por el cuello atravesándole la boca. Afortunadamente no se lo llevó enganchado.
Durante la faena, el toro le hizo una zancadilla con la pata trasera, el matador perdió el equilibrio y quedó a merced del astado que le embistió a la cabeza.
Aparicio fue conducido a la enfermería de la plaza, donde fue operado de emergencia antes de ser trasladado, muy grave y aún intubado, al nosocomio donde la intervención se prolongó por seis horas más.
“¿CÓMO HA SIDO MI SEGUNDO TORO?”. Aún medio sedado y sin poder articular palabra, lo primero que hizo al despertar fue pedir papel y lapicero para preguntar cómo había sido el segundo toro que le correspondía en la tarde de su cornada.
Fue con ese toro que Manuel Jesús El Cid, “resucitó” artísticamente en Madrid, cortándole una oreja. La suerte y la muerte jugaron a las cartas el viernes en la Feria de San Isidro.
El equipo de cirujanos que atendió a Aparicio en el hospital difundió el sábado el parte médico del matador: fue operado de una “herida con entrada por la región cervical anterior con penetración en la cavidad oral que le produjo una fractura en el maxilar superior”.
Los doctores explicaron que realizaron una traqueotomía (abertura que se hace en la tráquea para que el paciente pueda respirar) mientras reparaban las estructuras afectadas. Descartaron que haya complicaciones significativas.
En cuanto a su estado, dijeron que está consciente y no reviste peligro. Se espera que, ya estando reconstruidos los maxilares, el tratamiento que proceda sea el de una fractura. Afortunadamente, en dos casos muy similares ocurridos con el matador español Manuel Díaz ‘El Cordobés’ – en Cali, Colombia, 1998 -, y el venezolano Curro Zambrano – en Miraflores, Arequipa, 1996 – la recuperación fue rápida y no produjo secuelas para los diestros, que siguieron toreando.
Francisco José García "Niño de Las Ventas", mozo de espadas de Aparicio, explica que luego de despertar, el torero también preguntó que qué era lo que tenía y cuando los médicos se lo explicaron, volvió a preguntar a sus seres queridos por si le ocultaban algo.
TARDE DE HORROR. El mozo de espadas ha contado detalles de lo que sucedió la dramática tarde del 21 de mayo: “La primera impresión fue muy mala, vi desde donde estaba cómo entraba el pitón e inmediatamente salté a la arena”.
Dándose cuenta de la gravedad de la cornada, Francisco recuerda que ya en la enfermería lo desvistió del traje de luces color catafalco y plata mientras le taponaban la herida.
Una vez en el quirófano le tocó el turno al cirujano de Las Ventas, el doctor Máximo García Padrós, que explica: “Hubo que entubarlo para que no hubiera aspiraciones de sangre ni complicaciones respiratorias. El cuerno entró por la base de la mandíbula y por encima de las cuerdas vocales, sin tocar tiroides ni grandes vasos. Tuvo mucha suerte… Había miedo a la pérdida de sangre, pero no ha hecho falta transfusión puesto que se encuentra en buenas condiciones físicas ».
Simón Casas, apoderado del diestro, recuerda cómo “24 horas antes había salido a hombros en Nimes, Francia, en un faenón que quedará en la memoria… estuvo perfecto desde el primer capotazo hasta la última estocada”.
LA VERDAD DEL ARTE DE LA TAUROMAQUIA. Contra lo que muchos ven desde fuera de una plaza de toros, la tragedia del viernes en Madrid es una demostración de que los toreros son verdaderos titanes de inconmensurable valor que osan jugarse la vida en la arena frente a un bravo animal de cinco o seis toneladas solo para alcanzar momentos de increíble plasticidad y armonía, donde el drama y la belleza se encuentran una y otra vez entre el revuelo del capote y el filo mortal de las astas del toro.
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Bueno, como estoy en contra de la tauromaquia con todo mi ser, intentaré no ser ofensivo (no me hace falta intentar no ser grosero porque no lo soy de base), y respeto el tema planteado, pero a mí me parece que eso no es valor.
ResponderBorrarCito: "la tragedia del viernes en Madrid es una demostración de que los toreros son verdaderos titanes de inconmensurable valor que osan jugarse la vida en la arena frente a un bravo animal de cinco o seis toneladas solo para alcanzar momentos de increíble plasticidad y armonía"
No creo que eso sea demostración de nada. Vale que son valientes, pero tanto como titanes de inconmensurable valor... Igual es que son un poco temerarios.
A mí me parece que el valor toma sentido y está bien cuando sirve para algo. Si uno se va a la selva a cazar leones en unas condiciones relativamente equitativas (sin armas o con armas poco eficientes para matar a una nimal), a mí me parece temerario. Supongo que son las dos caras de la misma moneda.
No se puede titular algo así como "arte" (cito: "La verdad del arte de la tauromaquia". Jugarse la vida no es arte, no es artístico. Cuando los músicos "se dejan la piel en el escenario", es en sentido figurado. Enaltecer el valor de ponerse delante de un bicho de esos y pretender llamarlo arte no me parece correcto.
Deporte me parece más cercano, aunque en los deportes no se matan animales, creo. Al menos, los que yo conozco, no. Pero... arte... no sé. Me figuro (no he tenido ganas de investigarlo porque saber cosas del mundo que les rodea me horroriza a nivel humano) que no habláis de arte como cuando se habla de pintura, o de música, sino más bien de algo acerca del movimiento del toro y todo eso, ¿no?
No sé, no hace falta que me contesten a qué se refieren con arte, porque no lo voy a entender. Con que me digan que no se refieren a eso de despertar una emoción. Yo siempre he pensado que la tortura provoca una emoción en el ser humano, así que igual lo llaman arte por eso, pero es que el arte es otra cosa. Y por favor, no me censuren, estoy llamando a las cosas por su nombre. En el diccionario está. Otra cosa es que ustedes no estén de acuerdo con que esto sea tortura, bueno, pues vale.
A mí me lo parece.
Volviendo al tema de ese señor, bueno, es impresionante que se haya recuperado, fue un golpe tremendo. Qué buena es la ciencia médica, ¿Verdad?