El ex matador de toros, Fernando Álvarez, ha escrito esta visión sobre la trayectoria de el matador huancaíno Juan Carlos Cubas, triunfador de la primera corrida de la Feria del Señor del Milagros.
Transcurridos unos días desde lo acontecido el domingo en Acho, se analizan con serenidad las ideas y vemos con más claridad lo sucedido.
Nos referimos al triunfo de Juan Carlos Cubas, logrado con mucho mérito, gracias a su esfuerzo personal y a la recapacitación oportuna.
Después de un inicio brillante en las capeas pueblerinas, desde muy niño, fue ganando experiencia con la enseñanza de José Luis, su padre, quien también fue un buen torero en la década de los sesenta.
En uno de estos periplos Juan Carlos fue invitado a una tienta por el ganadero y empresario Roberto Puga, quien vio en el niño torero grandes cualidades. Sin dudarlo, lo recomendó a una escuela taurina de México para que se preparase y pudiera ser un torero profesional.
No estaban equivocados los que le habían previsto un buen futuro a Juan Carlos.
Así, debutó como novillero en Acho el 3 de noviembre de 2002, causando buena impresión y cortando una oreja.
Retorna a su escuela mexicana y a su regreso en Lima se muestra como un novillero consumado, más cuajado, cosechando en Acho nuevos triunfos resonantes que dan pie a planificar su alternativa.
Así sucedió en la Feria Taurina del Señor de los Milagros del 2004, cediéndole los trastos de matador Finito de Córdoba, en presencia de Javier Conde, con ganado colombiano de El Paraíso. Fue otra tarde triunfal para el toricantano.
En los años siguientes hay desacuerdo con las empresas en la conformación de carteles y ganado, entonces el torero se hizo respetar y no pudo presentarse en Acho por un lustro, pero siguió cosechando triunfos en otras plazas del mundo taurino, dejando su sello de buen torero en México, Colombia, España, y Francia.
Regresa al Perú el 2007 y hace campaña en su patria, pero, a decir verdad, quizá los consejos de algunas malas compañías le estaban haciendo daño y el camino que debía seguir se estaba poniendo espinoso y difícil.
Menos mal que Juan Carlos se dio cuenta de lo que le estaba sucediendo. No podía dejar que pase esto.
En la encrucijada, seguramente se dijo en una noche de sus soledades y recuerdos de triunfos. “¡Eh, Juan Carlos!, ¡Juanca! Despierta, vuelve a ser el de antes. ¡Por Dios! Tú lo puedes hacer”.
Reaccionó el torero y volvió por la senda de la verdad y del éxito, igual que antes. El último domingo lo refrendó en Acho con un clamoroso triunfo, a pesar de que fue obstaculizado en todo momento como impidiendo el triunfo que se veía venir.
Se espera que ahora, más sereno, con más claridad, siga el camino de la verdad, que es duro. Luego verá el fruto de este esfuerzo.
Que continúe con esa seriedad y profesionalismo y sea un espejo para todos aquellos que lo quieran emular.
Que este triunfo no lo maree y siga con la humildad y sencillez que lo hará más grande. Te lo deseamos Juanca.
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