Antes de la corrida que se realizará el domingo 2 de agosto en el distrito de Chalhuanca, ubicado en la provincia de Aymaraes (Apurímac), se celebrará el Yawar Fiesta, tradicional rito en el que un cóndor andino lucha con un toro hispano.
La festividad taurina realizada en homenaje al milagroso Señor de Ánimas, está reconocida por el Instituto Nacional de Cultura (INC) como la Fiesta Mayor de Apurímac.
Si bien es cierto la Fiesta de la Sangre (Yawar Fiesta en quechua) no se celebra en todas las comunidades de la misma manera que se hacía en la época de la colonia, es destacable su significado y permanencia en nuestros tiempos.
El espectáculo simboliza dramáticamente el encuentro y la fusión de las vertientes culturales que acrisolaron el proceso del mestizaje como piedra angular de nuestra actual peruanidad.
Existe todo un ritual para capturar a ambas fieras: la que vive en las cimas de los apus (montañas) y la que proviene de Europa. Al final ambas vuelven a la vida y son puestas en libertad entre fiestas y danzas de los lugareños.
Aunque esta tradición ha desaparecido de numerosos pueblos, aún se practica en provincias de la sierra central peruana como Antabamba, Grau, Cotabambas y Aymaraes, en los que las comunidades indígenas todavía protagónizan gran parte de la vida social.
El rito consiste atar con argollas un cóndor, ave sagrada de los Incas, al morrillo del toro, de origen español. El rey de los cielos andinos se prende ferozmente con garras y pico tratando de mantener el equilibrio mientras el bovino se revuelve furiosamente de un lado a otro, ofreciendo un espectáculo singular de tremendo dramastismo.
El Yawar Fiesta es una tradición conservada por los comuneros. No la practicaron los "pueblos de indios" reducidos durante el virreinato, ni los indígenas de las haciendas. La Fiesta de la Sangre es un rito propio de las comunidades o ayllus.
MATKA. Los campesinos exhiben sus habilidades taurinas
El cóndor es capturado en los altos riscos de la cordillera. Su peligrosa captura constituye una verdadera liturgia en el que participan las comunidades que luego compiten en la Fiesta. No debe ser herido ni lesionado, si no se quiere atraer la desgracia ya que se trata del más venerado de los animales sagrados de los Incas.
El toro bravo casi siempre es obsequio de los terratenientes de la región. Antiguamente este toro crecía en libertad. Su captura solía ser sumamente riesgosa y no era raro que cobrara la vida a uno o varios campesinos que participaban en ella.
Así lo describe José María Arguedas en su primera novela, Yawar Fiesta. Aún ahora los maktas u hombres jóvenes de las comunidades rivalizan en demostraciones de valor temerario, sobre todo en las versiones más tradicionales del rito.
Además de la litreratura, la antropología y el arte han intrerpretado el significado del Yawar Fiesta pues su permanencia en el siglo XXI no solo representa la lucha entre lo autóctono y lo hispano en los Andes sino la peruanísima, conflictiva, convivencia de ambas vertientes culturales aún no sincerada y aceptada por todos.
En Chalhuanca, el trágico ritual será el preludio de la corrida en la que los toreros Juan Carlos Cubas de Huancayo, Perú; David Gil de Linares, España y Vicente Bejarano de Sevilla, España; lidiarán cinco ejemplares de la ganadería Santa Rosa de Lima.
El festejo estará precedido también por el despeje de briosos caballos peruanos de paso.
Fuentes:
En: La Rana Dorada, revista de historia y cultura
Más: Perú Taurino
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