Entrevista realizada por Rosario Pérez en Cáceres (España) y publicada el 24 de diciembre en ABC Toros
El sol alumbra la llanura de Egido Grande. La placita de tientas se enseñorea en mitad de la finca, entre encinas y eralas y la sierra de Gredos nevada como paisaje de fondo. Los clarines anuncian la llegada del invierno, pero la temperatura es inmejorable para una tarde de toros. Luis Bolívar ultima sus preparativos para marchar a Colombia, su tierra, El Dorado aún, el país hispanoamericano de ferias más asoleradas. Allí le aguardan dieciséis citas. Tras la retirada del maestro César Rincón, se ha convertido en la gran esperanza colombiana y en una de la promesas más ilusionantes para la próxima campaña. En el tentadero disfruta en cada pasaje. Su muleta rezuma temple al compás de la bravura y la calidad de las vacas de Alcurrucén. «Con animales con tanta profundidad es un lujo torear. Ojalá en América me embista el ganado así», dice Bolívar. Allende los mares tiene la vista puesta. De su país, su afición y sus objetivos habla para ABC cuando se seca el sudor y son sus ojos los que se empapan de nostalgias al recordar su tierra madre.
-La afición ansía su llegada a Colombia, que ya alza el telón. Allí se ha convertido en la base de todos los ciclos tras el adiós del César.
-Es un año clave, pues el pasado salí a hombros casi todas las tardes y la retirada del maestro, al que admiro muchísimo, nos ha dejado un sitio importante en Cali, Bogotá, Manizales... Mi meta es que Colombia tenga ilusión con otro torero.
TOMA DE LA POSTA. Se espera todo de Bolívar tras el retiro de Rincón (Foto: Ricardo Vejarano/Cambio).
-¿Cómo definiría aquella afición?
-Tenemos una afición muy joven, es como la España antigua. Sienten que el torero es un ser especial, que recibe un trato único. Es bonita esa adoración por la persona que se viste de luces y se juega la vida. Hay personas que hacen un gran esfuerzo para acudir a las plazas. En Colombia la Fiesta es un tesoro.
-¿Es mayor la presión en su tierra?
-En ambos sitios soy un extranjero, puesto que me he hecho en España. Siento que hay expectación por verme, y eso me impulsa a evolucionar.
-La temporada 2008 sonó su nombre, aunque la espada restó eco a sus actuaciones. ¿Qué balance hace?
-Ha sido positiva. Claro que, si ando bien con la espada, hubiese sido de salto grande. Lo de Madrid fue un pelotazo importante. Me puso en circulación e hizo que mi nombre no estuviese muerto. Lo de la espada consiste básicamente en querer y tener la cabeza fría.
-Su carrera se ha forjado con un profesor sabio y exigente, Victorino Martín. ¿Qué ha significado en su carrera?
-Gracias a él he conseguido un concepto importante. Para Victorino siempre había un pero en mis faenas; lo bueno es que ha topado con uno al que no le gusta perder. Victorino hijo me conoce a la perfección y ha sido un hombre fundamental. El padre es un mito viviente: es el Pluma Blanca de la tribu. Por ellos me encuentro en este lugar y no trabajando como uno más. Este año lo estoy pasando genial con sus vacas.
-¿Genial con hierro tan duro?
-Pipa. Me permite torear con la profundidad que busco.
-¿No preferiría afiliarse a divisas más comerciales?
-Me encantaría torear en los carteles de relumbrón de las grandes ferias y también hacer algunos gestos.
-¿Cómo se plantea la próxima temporada?
-Es la temporada vital, en lo personal y en lo profesional. Es el momento de apostar y tirar hacia delante. La ilusión y la ambición me mantienen vivo.
-¿Ambición en cantidad, calidad o dinero?
-Soy joven y quiero todo. Mi carrera nunca ha sido fácil y me he visto obligado a madurar a pasos agigantados. El toreo es una escuela de vida.
-Se habla del torero como héroe y artista. ¿Qué faceta destaca?
-El torero es un artista guerrero, porque para ponerse delante del toro hay que poseer valor. Unos lo utilizan para expresar arte, otros valentía y algunos para expresarse como pueden. Pero el valor prima por encima de todo y se complementa con el fluir de las ideas, del cuerpo, las muñecas...
-¿Qué desea transmitir al aficionado en 2009?
-Por encima de todo busco la profundidad, pero lo que más me gustaría es que la gente dijese: «Lo que hace este tío no soy capaz de hacerlo yo ni nadie».
Fuente: ABC
Fuente: ABC
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