Por César Terán Vega
Fotos: Rafael Morán La Rosa
Como las flores de cactus que brotan espléndidas entre espinas, arraigadas en yermos roquedales, así este domingo en Acho tuvimos dos faenas pletóricas de arte, valor y honrado oficio, labradas por los españoles César Jiménez y Matías Tejela, en este orden de méritos.
EL ARTE Y EL OFICIO. Triunfadores Jiménez y Tejela dan la vuelta al ruedo de Acho.
Gracias César, gracias Matías, por alimentar el fuego, el sueño de nuestro viejo y eterno romancero de Abajo el Puente, la Triana americana.
Fue en la tradicional corrida de la Beneficencia Pública de Lima de la Feria del Señor de los Milagros. Que el jurado de aquella institución le otorgara el trofeo El Chalán de Plata a Tejela, nos suscita respeto por el criterio o la autoridad ajena, pero nos quedamos con la segunda faena de Jiménez (Escapulario de Oro 2002), porque tuvo que vérselas con un toro que se aplomó después de la única pica. Remontó dificultades y ligó un trabajo notable con su muleta sapiente y poderosa, culminando con soberbia estocada en todo lo alto hasta la gamuza. La mejor en lo que va de la feria.
MATADOR. César Jiménez, saliendo de una gran estocada en todo lo alto.
Así como la tarde nos ofreció momentos de sol brillante y luego nos cubrió con un cielo gris y mustio, el valiente y voluntarioso matador nacional Fernando Roca Rey tuvo, tal vez, la experiencia más triste y adversa de su corta carrera, pues estuvo desastroso a la hora de matar, para no hablar más de otras limitaciones suyas que estamos seguros sabrá superar, porque le sobran voluntad, valor y oportunidades.
Con media entrada en los tendidos de sol y de sombra, el público sufrió momentos desagradables, pero tuvo su recompensa. Al final se mostró incluso benevolente aplaudiendo y alentando en su hora más difícil a Roca Rey, quien en su primera faena terminó desconsolado y sentado en el estribo. Una experiencia para olvidarla.
Los toros de la dehesa colombiana de La Ahumada, sin alcanzar el nivel y categoría de un encierro de primera, como corresponde a la plaza de Acho, mostraron mejores cualidades que los de Capiro de Sonsón.
Sus ejemplares tuvieron desigual presentación y desempeño. Hay que destacar al quinto, Marujito, un negro astifino de 507 kilos que debió tomar una segunda pica pues su embestida era muy rápida. Fue bien en las suertes de principio a fin, recibiendo aplausos en el arrastre.
Escritorcito, de 535 kilos, el sexto toro que le tocó en suerte a Roca Rey un negro con trapío bien armado, también dio buen juego pero Roca Rey no lo aprovechó.
Arte y oficio
César Jiménez (con traje grana y oro) reverdeció laureles en Acho y demostró que, pese a sus contratiempos empresariales en España, tiene aún mucha tela para cortar el 2009.
IMPERTÉRRITO. César Jiménez esperó inmóvil a su primer toro en el centro de la arena.
A su primer enemigo Nardado, de 480 kilos, un negro listón un poco suelto al comienzo le hace una buena faena con hermosos lances de capote en los medios. El público se emociona con sus chicuelinas, dos tafalleras y, con la muleta, dos cambiados a pie firme, escucha música y se luce, pero para matar pincha tres veces, deja una entera defectuosa y recurre al descabello en dos intentos. El público, generoso, lo premia con saludo desde el tercio.
Su segunda faena fue magistral. Estampado (553 kilos) tiene mejor estampa aunque justito de cuernos. Toma una buena pica y el matador brinda al público. El matador se descalza sus zapatillas de charol e instrumenta derechazos de excelente factura. Suena la música otra vez y sigue la faena por derechas, pero el toro se aploma. Aquí es cuando Jiménez saca a relucir su experiencia hasta sacarle a su enemigo variados pases “imposibles” terminando con un artístico abaniqueo y desplante en la cara, de rodillas. Mata con un estocadón, que fue lo mejor de la tarde. Dos orejas y vuelta al ruedo. Pitos en el arrastre.
Bien toro...bien torero
La primera faena de Tejela (sangre de toro y azabache) transcurrió sin pena ni gloria. El toro Judío se colaba por ambos pitones. El matador hace lo que puede, con dignidad y honradez, pero pincha dos veces y mata descabellando al primer intento. Silencio para el matador. Pitos en el arrastre.
Marujito, un negro ejemplar de La Ahumada, astifino, llevaba dos puñales por delante, tomó una excelente pica de nuestro picador nacional César Caro, quien fue justamente ovacionado. Hacía tiempo que no se daba tan excelente vara en Acho.
ASTIFINO. Valiente faena basada en derechazos de Matías Tejela al toro que le rompió la taleguilla.
Marujito debió tomar tal vez otra pica. Mostró gran alegría y nobleza en la embestida pero volvía con una velocidad que daba miedo y en un lance de muleta se cuela y Tejela sufre un puntazo que le desgarra la taleguilla, felizmente sin consecuencias. Le hace una faena de muleta por derechazos, instrumenta uno que otro natural pero el toro no va bien por ese pitón. Culmina la faena con tres derechazos y un desplante muy torero. Deja la espada un poquito caída. Dos orejas para el matador. Aplausos en el arrastre.
Para otra vez será
Roca Rey (blanco y plata) aún tiene mucho que aprender y rectificar. Hay que vestirse de humildad debajo del traje de luces. Hay que hilar y apuntar fino, muy fino. Estuvo muy valiente y voluntarioso toda la tarde, pero tiene que olvidarse de esas actitudes “pueblerinas” en el mal sentido de la palabra. Mal parte del público alentando una falso o equivocado “peruanismo”, pidiendo un concierto de marineras y ensalzando lances efectistas del joven matador. Dicen que el valor es demasiado compulsivo y que el arte y la ciencia se visten de paciencia y autodominio. De la culminación de las dos faenas del limeño es mejor guardar silencio.
NO UNO SINO MUCHOS INTENTOS. Roca Rey estuvo muy mal con la espada.
Jiménez y Tejela, dos matadores que últimamente andan juntos por los ruedos salieron por la puerta grande de la legendaria Acho. ¡Enhorabuena!
Más: ACHO 2008
No hay comentarios.:
Publicar un comentario