Por César Terán Vega
Fotos: Rafael Morán La Rosa
Una clase magistral, de escapulario, del maestro Enrique Ponce, dos faenas bellas y de mucha entrega con esos magnificentes tercios de banderillas de
El Fandi y el recital con finísimo percal y muleta, de orfebrería, que ofreció Sebastián Castella en el último toro de la tarde, desbordarían nuestra capacidad de síntesis, para describir en pocas palabras, aunque fuera en una frase prolongada, la emoción de los tendidos de Acho en la última corrida de abono de la Feria del Señor de los Milagros.
CATEDRÁTICO DE TAUROMAQUIA. Ponce lleva a los medios a su primer toro con magníficos doblones.
Pero los espadas no estuvieron solos. No se torearon a sí mismos. Estaban pues los toros de Roberto Puga un encierro bien presentado, con casta y nobleza, disparejos en su desempeño como suele suceder en las arenas del mundo, por más encaste y pergaminos que pueda tener una divisa.
Por eso consideramos que el polémico y protestado indulto concedido al sexto toro
Victorioso de Sebastián Castella, a maltraer, con la complicidad de un juez majadero, un ganadero sentimental, y un Castella desconocido, echa sombras al triunfo que ya tenía garantizado la ganadería peruana.
¿Qué pasó entre sombras (ya caía la noche) en la última faena de nuestra corta temporada rimense?
INDULTO PROTESTADO. Victorioso, de Roberto Puga, regresa a los toriles en medio del griterío.
Del juez ya podíamos esperarlo todo, nunca tuvo autoridad, es notorio que sus decisiones y omisiones siempre fueron digitadas. Hay que rescatar el principio de autoridad si es que realmente queremos mantener y encumbrar el prestigio y la solera de Acho.
La actitud del ganadero, hasta cierto punto es comprensible. Tenía razones para sentir orgullo y cariño entrañable por sus toros. Ojo, su dehesa es hoy por hoy la mejor del país. Pero en una plaza seria muchas veces hay que dejar de lado lo subjetivo.
¿Y el matador? Sebastián Castella (Escapulario de Oro 2003 y 2006) había bordado una faena artística y de pronto se transforma en un torerito pueblerino, azuza al público, prolonga innecesariamente la faena, guapea al juez. Hace teatro y pantomima. Habida cuenta del triunfo indiscutible de Ponce y
El Fandi, ¿quería asegurar la puerta grande con el indulto? Así no Sebastián. Tus facultades son inmensas y la afición de Acho aprecia tu arte y lo valora.
Victorioso, un colorado de 542 kilos, bonito de tipo como sus hermanos, demostró mucha nobleza y repetía la embestida cuantas veces fue requerido, pero hay que recodar que apenas tomó un “picotón” en vez de pica. ¿Fue un toro de indulto? Hubo una parte minoritaria pero bullanguera del público que lo solicitaba. Preguntamos: ¿Qué pasaría si ese mismo sector de los tendidos -como suele hacerlo- pide que no piquen al toro y el juez lo complace?
El magisterio de Ponce
Enrique Ponce (pizarra y oro con cabos blancos) llenó la tarde con su toreo clásico y magistral. En su primero, Atrevido, un negro listón de 461 kilos, justito de peso que carga bien al caballo en la suerte de varas, inicia su faena de muleta con sus magníficos doblones. Lo lleva a los medios donde da una lección de toreo por derechazos, con temple y mando. El toro embiste bien, tiene son y aparece nítido el binomio mágico del hombre y la fiera. Ponce prolonga la faena con maestría, corriendo la mano, cargando la suerte y trazando circunferencias perfectas. Al matar deja una completa. Dos orejas. Aplausos en el arrastre.
DE ESCAPULARIO. Ponce pasea con sus dos primeros trofeos de la tarde.
Al cuarto Rociero, un colorado ojo de perdiz de magnífica estampa lo recibe por verónicas, una chicuelina y una revolera. Buena pica de César Caro. Ponce brinda al público por segunda vez y empieza su faena de muleta con dos tandas de derechazos de su firma, en los medios. Vienen tres naturales y un desplante muy torero. Dos molinetes, tres naturales. El público ya está compenetrado con la faena del maestro. La faena transcurre variada con trincherazos, naturales, pases de pecho y mejores derechazos con el público de pie aplaudiendo. Al final un hermoso abaniqueo. Mata con una entera de efecto rápido. Dos orejas y aplausos en el arrastre.
El Fandi en triunfo
El Fandi (turquesa y oro con cabos blancos) respondió al desafío con todo lo que tiene en la chistera. Con los garapullos, el tercio que más domina, estuvo colosal y ofreció también bellas faenas con el percal y la muleta. Brinda al público su primer toro, Irritado, un burraco bien armado. Inicia su faena de muleta con tres pases de rodillas. Irritado calamochea (*) horriblemente y el matador tiene que torearlo por bajo tratando de corregir la embestida. Liga buenas tandas de derechazos y algunos naturales. Al final deja un estoque entero, un poco tendido pero suficiente. Una oreja.
EL TERCIO DE EL FANDI. Como siempre, David Fandila estuvo colosal con las banderillas.
El quinto toro,
Barbaprieta, un colorado ojo de perdiz, de buena lámina y bien armado, se rompe un cuerno al rematar en tablas y tiene que ser devuelto. Sale Verso, un castaño oscuro colombiano de La Ahumada, sin divisa, sin presencia y pobre de cabeza. Aún así el torete da juego y permite al matador hacer una buena faena que culmina con una excelente estocada premiada con dos orejas.
Sebastián Castella (lila y oro con cabos negros) estuvo frío en su primer toro: Caudillo, de 460 kilos, castaño oscuro, listón, apenas justo de peso. El francés deja ver relumbrones de su arte. El toro embiste cuando se le pone la muleta cerca, pero no hay “química” con el torero. A la hora de la verdad deja tres cuartos de espada y mata con descabello al primer intento. Silencio para el matador.
PERCAL. Finos lances de Castella con el capote. Hicieron recordar sus mejores momentos en Acho.
En su segunda faena Castella sale decidido y motivado y encuentra un gran complemento en
Victorioso el noble ejemplar de Roberto Puga. El público levanta la emoción por todo lo alto con el finísimo percal y esos lances de muleta del francés que hacen recordar sus mejores momentos. El final de la faena se prolongó demasiado y acabó entre sombras, pero le valió la puerta grande al matador.
Acho no olvida a Manzanares
En el balance de esta corta Feria del Señor de los Milagros, nadie, ni la inmensa maestría de Enrique Ponce puede hacernos olvidar aquella formidable faena de José María Manzanares a su segundo toro de la segunda corrida de abono, al que cortó las dos orejas poniendo de pie a los tendidos. Si alguien tuvo que competir por el Escapulario con Ponce, ese fue Manzanares.
MEMORABLE. Formidable actuación de Manzanares en la segunda corrida.
GALANES. Buen toro Galante de La Ahumada (Colombia). Galán lo desperdició en la primera corrida.
La aprobatoria presentación de los encierros de Roberto Puga, tampoco opacan al toro Galante, un negro de 501 kilos de la ganadería colombiana de La Ahumada. Fue un ejemplar noble y con trapío, que dio excelente juego en la primera faena de David Galán, quien no lo supo aprovechar.
(*) Calamochear: Mover la cabeza el toro de un lado para otro, haciendo incierta la embestida, sin fijeza en las acometidas y corneando desordenadamente.