Pero hay evidencias de que en nuestra etapa precolombina, la población del Tahuantinsuyo compartía y practicaba el idioma oficial quechua o runa-simi, impuesto por el Imperio, con sus propios dialectos locales heredados de otras latitudes y culturas.
No hay nada nuevo bajo el sol. Así nacieron los romances, es decir, los idiomas derivados del latín, lengua oficial de Roma: italiano, español, portugués, francés…
Hoy, en el tercer milenio, acaso la desbordante población latina en Estados Unidos esté larvando y labrando un nuevo idioma dominante: el espanglish.
A 48 kilómetros de la ciudad de Tarma, en Junín, bajo las faldas de colosales farallones andinos, existe un paraje formidable ubicado a 2,754 m.s.n.m que se llama Huasahuasi.
PLAZA DE HUASAHUASI. Rescatada para el arte taurino. (Foto: Enrique Cano).
Tremenda aventura
Cuando estuve allá en junio de 1995 pregunté: ¿Por qué Huasahuasi? Viejos lugareños, reconocieron la raíz quechua y me dijeron que “Huasahuasi” significaría “Casa mayor”, “Casa segura”, “Casa donde no falta nada”, “Un gran almacén para una gran casa”…
Cuando el viajero avanza hacia el oriente de la ensoñada ciudad de Tarma y está a punto de precipitarse por un abismo formidable, al desfiladero de Carpapata, que nos conduce al paraíso de la Selva Central, hay un estrecho camino que nos invita a torcer el timón abruptamente hacia la izquierda.
¡Qué adrenalina ni que ocho cuartos! Es un camino de vértigo. Un serpentín abierto en roca viva, como la débil faja de un titán.
¡Huasahuasi! Tierra marcada por una historia milenaria. Su herencia ancestral está imborrable en sus interminables andenes, sus ubérrimos papales. Tanto así que se le considera la Capital Mundial de la Papa.
Aquel mes de junio llegué hasta allí accediendo a una porfiada invitación de ese valiente torero y reportero, mi compadre don Rafael Morán La Rosa.
Apenas había concluido la pesadilla de la guerra subversiva y los huasahuasinos celebraban con esperanza y entusiasmo la tradicional fiesta del patrón San Juan Bautista.
Llegamos horas antes de la primera tarde de toros.
Ese día conocí la pequeña y pintoresca plaza de toros Andrés Amarillo, que lleva el nombre de un recordado ex-alcalde del lugar que donó sus terrenos para la construcción del coso.
No vale la pena recordar la feria de aquel año, porque no estuvieron a la altura ni toros ni toreros, pero sí una vivencia que ha marcado mi experiencia de reportero, de testigo de la historia.
Horas antes de la corrida fui a ver el encierro. No eran toros, sino novillos corraleados. Luego ingresé a la plaza construida íntegramente en concreto. En esa época no había burladeros.
Un grupo de niños hostilizaban a otro más pequeño de unos 9 años de edad. Se burlaban de él hasta hacerlo llorar.
Alejé a los agresores, y le pregunté:
¿Cómo te llamas?
-Silverio, señor
-¿Qué pasa?
-Se burlan de mí porque no tengo entrada para la corrida.
-Pídele una entrada a tu papá, o a tu mamá
-Están muertos señor.
-¿Cómo murieron?
-Los terrucos los mataron
Recién entonces observé su rostro. Le faltaba un ojo. Luego nos informaron que el niño sobrevivió de milagro a una matanza y que lo criaba una tía que lo trataba muy mal. Por supuesto que Silverio vio la corrida con nosotros. Es más, nos acompañó a la pachamanca que nos ofrecieron como invitados de honor.
Huasahuasi, 13 años después
No he vuelto a tener noticia alguna de mi amigo Silverio. Lo recuerdo con inmensa ternura, hoy que nuestros nuevos ídolos: los matadores peruanos Juan Carlos Cubas y Fernando Roca Rey están reafirmando la ancestral vocación taurina del gran pueblo de Huasahuasi al protagonizar allí un interesante mano a mano.
CUBAS Y ROCA REY: Matadores peruanos de última generación llenan las plazas del país (Fotos: Burladerodos / Andina).
No solo los toreros han causado la expectativa. El Centro Taurino San Juan Bautista de Huasahuasi, organizador de la gran corrida en honor a su santo patrón, ha adquirido toros de la ganadería La Viña (Lambayeque) de Jesús Montenegro. Para este año también se han anunciado charlas taurinas y una exposición fotográfica a cargo del reconocido fotógrafo taurino tarmeño Oswaldo Córdova Caro.
Mención aparte merece la Plaza Andrés Amarillo, que ya no es tan pequeña como en 1995 y que esta tarde estará colmada por más de 3,500 espectadores, los mismos que hace dos años rechazaron y paralizaron la construcción de un coliseo techado y con piso de cemento en el que estuvo a punto de convertirse.
El corazón taurino peruano acelera sus latidos por estos días y hoy tendrá una de sus pulsaciones más intensas en Huasahuasi, cuyos andenes milenarios, semejan tendidos de una plaza colosal a cielo abierto.
Respeto la afición de algunos huasahuasinos, pero no somos un pueblo que le gusta ver sangre, ya hemos visto demasiada en la época del terrorismo y corrijo la etimología del nombre de HUASAHUASI,deriva de dos voces quechuas HUASHAN que quiere decir atrás y HUAY que quiere decir casa,es decir la casa de atrás del cerro, por la ubicación de Huasahuasi en un pequeño valle irrigado por el rio Huasahuasi.
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